Intenta recuperar el tono aventurero de la primera Transformers, pero se topa con un guión deslavazado y un Michael Bay cansado de la franquiciaNo deja de ser curioso que Rey Arturo: La leyenda de Excalibur haya coincidido en el tiempo con este Transformers: El último caballero. Y es que ambos largometrajes intentan actualizar, a partir de puntos de vista muy divergentes, los relatos artúricos: el primero, desde el filtro desmitificador y posmoderno de Guy Ritchie, y el segundo, con la intención de enriquecer y expandir la mitología de la franquicia juguetera de Hasbro, con el objetivo de seguir alargándola, a ser posible, hasta el infinito.
Pero ambas coinciden en uno de los grandes males que aquejan a los blockbusters de los últimos años, y es la sensación cacofónica, anárquica, que desprenden unos guiones deslavazados e incoherentes, demasiado condicionados por el peso de sus monstruosos presupuestos.
En el caso de la quinta entrega de Transformers, el libreto, firmado por Art Marcum, Matt Holloway y Ken Nolan –pero, en la práctica, salido del equipo de guionistas formado por Paramount para reactivar comercialmente la serie–, quiere distanciarse del tono destructivo y catastrofista de los últimos capítulos para recuperar, hasta cierto punto, el aire aventurero del filme original.
La cuestión es que, para hacerlo, construyen un arco argumental lleno de complicaciones innecesarias y de giros de guión sin demasiado interés –como toda la búsqueda del báculo de Merlín, que alarga el metraje con una especie de inacabable guiño a la saga Tomb Raider y, en general, a las aventuras gráficas–, hasta el punto de que se diría que, a lo largo del metraje, se entrecruzan al menos dos o tres películas distintas que habrían funcionado mejor por separado… O, como mínimo, conectadas de forma menos forzada.
A Michael Bay se le nota, hasta cierto punto, incómodo dentro de ese registro aventurero. En general, su cine funciona mejor cuanto más visual y más visceral es, y El último caballero no es una excepción a ese respecto: su pulso se hace mucho más vibrante cuando tiene que rodar batallas multitudinarias –sobre todo, entre robots gigantes– y planetas destruyéndose mutuamente, pero en cambio le puede la desgana cuando la trama baja a ras de suelo…
Porque, a estas alturas de su filmografía, Bay, más allá de los ceros de su cheque, no se reconoce tanto en la franquicia de Hasbro como en trabajos mucho más personales como Dolor y dinero o 13 horas: Los soldados secretos de Bengasi. Algo parecido a lo que le ocurre a su amigo Mark Wahlberg, y al que, salvo cuando tiene la oportunidad de ejercitar su talento para la comedia, se le intuye claramente desconectado del proyecto.
Son, en cambio, los actores veteranos como Anthony Hopkins, John Turturro o Stanley Tucci –estos dos últimos, en meros cameos glorificados– los que acaban dándole lustre a la película, pues, conscientes de que no son más que meros engranajes dentro del mecanismo de funcionamiento de El último caballero, aprovechan la ausencia de responsabilidad para pasárselo en grande sin que nadie les pueda echar nada en cara.
De ahí que, sobre todo un Hopkins especialmente inspirado, conviertan cada una de sus apariciones en pequeños gags autónomos que logran elevar el interés del proyecto muy por encima de sus agotadoras set pieces cargadísimas de efectos digitales.
Ficha técnica
Título original: Transformers – The Last Knight
Año: 2017
País: Estados Unidos
Género: Acción
Director: Michael Bay
Intérpretes: Mark Wahlberg, Anthony Hopkins, Isabela Moner, Laura Haddock, Stanley Tucci, John Turturro