Las primeras damas de los Estados Unidos y Francia visitan juntas la catedral de París en el marco de la visita oficial de los inquilinos de la Casa BlancaTras haber acompañado este jueves a Donald Trump y a Emmanuel Macron a visitar los Inválidos y observar las tumbas de Napoleón I y del mariscal Foch, sus esposas dirigieron sus pasos al centro de París y a la catedral gótica de Notre Dame.
Más allá de la dimensión estrictamente protocolaria, la visita de Melania Trump -criada en la fe católica- y de Brigitte Macron fue la oportunidad de asistir a una escena inesperada.
Guiadas por el rector de la catedral, Patrick Chauvet, las dos mujeres fueron conducidas hasta la Santa Corona, la preciosa reliquia llevada desde Tierra Santa por santa Elena, madre del emperador Constantino, y conservada en Notre Dame desde el siglo XIX, después de haber sido venerada durante mucho tiempo en la Santa Capilla.
Este círculo de 21 centímetros de diámetro cuyas espinas están repartidas por numerosos santuarios, habría sido llevado por Cristo durante su Pasión.
En un ambiente recogido, tras haber contemplado la Corona de Espinas, las dos mujeres pusieron sus manos sobre el relicario y lo besaron.
Tras su visita, Melania Trump realizó una ofrenda en el templo, con iluminación nocturna, y firmó el libro de oro de la catedral. “Al final de la visita, la señora Trump quiso presentar dos velas. Yo evidentemente no conozco el contenido de su oración. Pero ella ha querido confiar todo eso a Nuestra Señora de París”, explicó monseñor Chauvet a Famille Chrétienne.
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