Cancilleres de la región declararon en Lima su condena a la ruptura del orden democrático en VenezuelaMientras la represión arrecia en Venezuela, los alcaldes son perseguidos – de 77, 40 han sido objeto de alguna medida arbitraria- , la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) colecciona atribuciones que no le corresponden y la Iglesia católica ve sus instalaciones allanadas “en busca de las armas” que comandos militares sustraen de los cuarteles, Latinoamérica mira de reojo.
Hay dos razones para ello: la chequera petrolera aún tiene saldo y los presidentes que integran el “club OEA” no se arriesgan a participar en decisiones que luego pueden revertirse en su contra. De allí la dificultad del presidente de ese organismo, Luis Almagro, para lidiar con los asociados, al cual Venezuela sí debe integridad en la defensa de la democracia, solidaridad continental y coraje institucional.
Pero en Lima tuvo lugar una reunión de cancilleres representantes de países que han dado un paso al frente. De esos países comenzó una tendencia que está volteando el péndulo político de América Latina. Es el caso de Argentina, Brasil, Honduras y Perú, que salieron de gobiernos cuasi forajidos para entrar en una etapa de reconstrucción democrática que Dios quiera completen con éxito. Han sido consecuentes en la denuncia y defensa en pro de las libertades para Venezuela, acompañados de México, Canadá, Chile, Guatemala, Costa Rica, Colombia y Paraguay, naciones enroladas en la consecuencia con la vecina Venezuela.
Esos países enviaron sus cancilleres a Lima donde se reunieron el 8 de agosto para emitir una declaración que quedará hasta ahora -en esta seguidilla de expresiones diplomáticas de micrófono- como la más acabada en su propósito de “abordar la crítica situación de Venezuela y explorar formas de contribuir a la resaturación de la democracia en ese país a través de una salida pacífica y negociada”.
Hacen hincapié en el indispensable respeto a las normas del derecho internacional y el principio de la no intervención como garantes de una solución duradera.
En ese espíritu declararon su condena a la ruptura del orden democrático en Venezuela, mientras que desconocen a la Constituyente por ilegítima y manifiestan su respaldo a la Asamblea Nacional electa democráticamente. Así mismo advierten que los actos de la primera solo serán reconocidos una vez cuenten con la aprobación de la segunda.
También reafirmaron su respaldo a la Fiscal y al Ministerio Público y condenaron explícitamente al violación a los derechos humanos, la represión, la persecusión política y la ausencia de “elecciones libres bajo observación internacional independiente”. La pavorosa crisis humanitaria que vive Venezuela tampoco quedó fuera de las menciones de esta Declaración de Lima, donde los cancilleres se muestran seriamente preocupados por la prohibición del gobierno de Maduro de entrar alimentos y medicinas al país.
Dos decisiones muy importantes quedan asentadas en el mencionado documento: el llamado a detener la transferencia de armas a Venezuela y la resolución de no apoyar ninguna candidatura venezolana en mecanismos y organizaciones regionales e internacionales.
Apoyarán “todo esfuerzo de negociación creíble y de buena fe”. Si hay buena fe será creíble todo intento. Seguimos atentos.-