“21 x New York” o el nuevo mosaico de nuestras emociones

Sí, la tecnología lo ha cambiado todo, ¿pero es más fácil encontrar el amor o es más difícil que antes? ¿estamos más o menos solos? ¿estamos más o menos alejados de los demás?La cámara sube y baja por la ciudad como el periscopio de un submarino. Se sumerge en las profundidades de la ciudad, se cuela sin permiso en el metro y graba, y nos graba. Hombres y mujeres de todas las culturas que leen libros de Faulkner, que escuchan la música de Beyoncé o de Rihanna, que chatean y sonríen a la pantalla de sus móviles. La vida de hoy es así: una maquinaria imparable de destellos, estímulos, sensaciones, pequeñas emociones…

Son imágenes fugaces las que no llegan desde el fondo de la ciudad. Desde lo más profundo. Son imágenes oníricas que retratan la sociedad de hoy, el mundo de hoy. La sociedad hiperconectada, en movimiento constante, en permanente cambio. La metamorfosis digital.

La cámara del polaco Piotr Stasik no se queda ahí, en lo superficial, sino que se adentra en este documental, titulado 21 x New York, en lo más íntimo, hurga en lo emocional, en el corazón de una serie de personas, que, pese a lo tecnológico, pese a lo digital y a lo virtual, sienten, padecen, necesitan tocar al otro, sentir al otro.

Stasik nos presenta 21 historias, 21 personajes que cuentan, a modo de microrrelato, cómo son sus vidas, a quiénes aman, qué sienten y por qué.

Sí, la tecnología lo ha cambiado todo, ¿pero es más fácil encontrar el amor o es más difícil que antes? ¿estamos más o menos solos? ¿estamos más o menos alejados de los demás?

21 x New York es un mosaico de historias que nos acercan, que nos dejan a la orilla del interior de un grupo de personas anónimas, como tú y como yo, que se levantan cada mañana bien temprano, miran su teléfono, desayunan y salen otra vez al mundo a deambular entre lo incierto.

Así, escuchamos en primera persona las historias de Marcelo, Elijan, Freddy, Ethan, Agata, Sal, Sebastian… ciudadanos que expresan, con esa lentitud que añoramos tanto, cómo son ahora sus relaciones en la postmodernidad (con perdón).

Nos narran cómo ya no es nada lo que parece y todo tiene un marcado carácter de provisionalidad, de fugacidad…Todo es efímero. Casi intangible. Nada va más allá de hoy. Vivimos en un mundo de compromisos líquidos, del compromiso breve.

Y mientras escuchamos la voz en off de sus historias, la cámara sube y baja por las escaleras del metro como en un sueño. Se detiene en los detalles. En la manera de vestir. En la noche neoyorkina.

Las imágenes que vemos son veloces, rápidas, se superponen unas a otras, como la propia vida. Sin tiempo para digerir. Sin tiempo para respirar. Una experiencia sustituyendo a otra. Y no sabemos, en verdad, hasta cuándo será así…