La flor andina que un ayacuchano muestra al mundoRosa de Lima tiene la mirada puesta en el pueblo peruano. La belleza de su rostro revela la quietud de su alma. Irradia paz. Así la imaginó siempre Leonardo Quevedo Mestanza. El joven escultor ayacuchano agradece a esta mujer virtuosa la oportunidad de moldear su imagen.
Isabel Flores de Oliva se erige sobre una rueda mecánica que gira lentamente sin despegar la mirada de Lima, capital del Perú. Y es que la santa limeña sigue viva aún después de 400 años de su muerte en 1617.
Su vida es motivo de inspiración de cineastas, productores de televisión y hasta de autodidactas como Quevedo Mestanza, quien aprendió de su padre el arte de esculpir.
“Con el trabajo diario me he perfeccionado, desde los 16 años descubrí que las imágenes expresan mejor lo que se intenta decir con palabras”, explica para la prensa peruana, el artista peruano de 42 años.
Una mujer de altura
Bendice a sus devotos desde sus tres metros de altura. Serena, radiante. Bella, así luce Rosa de Santa María. Con 100 kilos de peso, esta imagen es la única que existe en la ciudad de tales dimensiones.
Acompaña a sus devotos y los bendice desde lo alto. En mercados, parques, plazas, colegios, e Iglesias no es difícil encontrarla. Sin embargo, en los conventos o monasterios dominicos, ni en Santa Rosa de Quives, Rosa de Lima luce en tamaño natural.
Con sus manos juntas siempre en oración, la primera santa de América sigue llevando esperanza desde la urbanización Villa Marina, en el balneario de Chorrillos al sur de Lima.
Manos ayacuchanas
En su sangre lleva el arte, pero es la santa quien le comienza a abrir las puertas en el mundo de la escultura, aunque Leonardo prefiere que lo llamen “artesano.
“Desde que aprendí a moldear la piedra de Huamanga comencé a realizar pequeñas esculturas religiosas”, señala el escultor, quien también afirma que su padre y su abuelo fueron sus mejores maestros.
La obra de fibra de vidrio, resina y fierro trasluce el gran amor de Rosa a la humanidad. Captar lo que su corazón expresa a través de su rostro, le ha permitido esculpir otras imágenes en la ciudad capital.
En estos días Isabel Flores de Oliva se ha convertido en protagonista de diversos films, documentales y hasta obras de teatro. Su vida no basta para explicar su entrega al amor de Dios.