Papa Francisco y el Patriarca Bartolomé apelan a la responsabilidad“La dignidad y la prosperidad humanas están profundamente vinculadas al cuidado de toda la creación”: es lo que han escrito el papa Francisco y el patriarca ecuménico Bartolomeo en un mensaje conjunto con ocasión de la Jornada Mundial de Oración por la Creación que desde hace tres años se celebra cada 1º de septiembre. Su apelo es fuerte y está dirigido, en particular, a quienes ocupan cargos importantes, a una responsabilidad compartida frente a la actual crisis ecológica.
En el principio – se lee en el mensaje – Dios designó al hombre custodio del ambiente natural, le confió la tierra como don y herencia de la que todos comparten responsabilidad “hasta que, ‘al final’, todas las cosas en el cielo y en la tierra sean recapituladas en Cristo”. Y la dignidad del ser humano y su desarrollo están profundamente vinculados al cuidado de la Creación.
Pero el mundo presenta hoy “una situación muy distinta”, es la amarga constatación de Francisco y Bartolomé. La “tendencia a romper los delicados equilibrados ecosistemas del mundo, el insaciable deseo de manipular y controlar los recursos limitados del planeta, la avidez de sacar beneficios ilimitados del mercado”, ofuscan nuestra vocación a ser colaboradores de Dios. “No nos relacionamos más con la naturaleza para sostenerla, – se lee en el mensaje – más bien la tiranizamos”, considerándola ya no “un don compartido” sino “una posesión privada”.
El ambiente humano y el natural se están deteriorando conjuntamente y quien paga más las consecuencias son las personas más vulnerables. “El impacto de los cambios climáticos – escriben el Papa y el Patriarca – repercute, sobre todo, en los pobres de cada rincón del planeta”. Y continúa: “La llamada y el desafío urgentes a cuidar la creación constituyen una invitación para toda la humanidad a esforzarse por un desarrollo sostenible e integral”.
Los dos líderes religiosos invitan, por lo tanto, “a todas las personas de buena voluntad a dedicar, hoy 1º de septiembre, un tiempo de oración por el ambiente”, a agradecer a Dios por el magnífico don de la creación y a comprometerse a custodiarlo y preservarlo por el bien de las generaciones futuras”. Junto a la oración es necesario “cambiar la manera en que nos relacionamos con el mundo”, abrazando estilos de vida simples y solidarios.
Pero un llamamiento urgente a la responsabilidad – escriben – va dirigido “a los que ocupan un cargo social, económico, político y cultural importante”, para que presten “atención al grito de la tierra” y “a las necesidades de quien está marginado”, pero sobre todo “a sostener el consenso global” para que se sanen las heridas inferidas a la creación. Frente al desafío de la crisis económica y los cambios climáticos en curso – concluye el mensaje – es indispensable de hecho “una respuesta concertada y colectiva” que dé “prioridad a la solidaridad y al servicio”.