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Cuatro modos de llegar a un funcional y fabuloso “uniforme” de cada día

Un armario de pocas prendas de calidad nos puede hacer sentir mejor.

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Ashley Jonkman - publicado el 07/09/17 - actualizado el 17/08/22
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¿Cansada de decidir qué ropa ponerte todas las mañanas? Ashley Jonkman, de la edición inglesa de Aleteia, da con la solución

¿Cuánto tiempo pasas dilucidando cuál es la ropa perfecta para cada día? ¿Revuelves el armario y sorteas entre las prendas buscando esos pantalones especiales o ese top que te encanta y que es perfecto para este miércoles en concreto? Probablemente gastas en ello más tiempo del que quisieras.

De pequeña me encantaba la escena de la película adolescente Fuera de onda en la que Cher, la protagonista privilegiadísima, tenía un armario motorizado que le presentaba sus prendas y las combinaba delante de sus ojos en una muestra futurística de ensueño que resaltaba el increíble tamaño de su vestuario. ¿No sería estupendo tener tanto de donde elegir?

Quizás no.

Steve Jobs, Drew Barrymore, Mark Zuckerberg e incluso el ex presidente Obama han adoptado una nueva tendencia que es totalmente opuesta a mi sueño adolescente de los 90 (y quizás para mejor): el “armario cápsula” o “uniforme” moderno.

La idea de tener un armario más pequeño se inspira, en parte, en el impulso actual hacia el minimalismo.

El auge de la “moda rápida” significa que las tendencias cambian constantemente y la ropa es barata, tanto en precio como en calidad, y muchos terminamos llenando nuestros armarios hasta rebosar con artículos que rápidamente quedan pasados de moda, que no quedan del todo bien o que simplemente no resisten a varios lavados y secados. Dedicamos demasiado tiempo y energía probándonos ropa por la mañana, buscando el conjunto “adecuado”, cuando, en cualquier caso, la mayoría de nuestras prendas en realidad no nos sientan tan bien.

El concepto "uniforme" moderno

¿Y si la clave para tener un buen aspecto —y sentirnos bien— con nuestra ropa no fuera tener más opciones, sino menos?

En un esfuerzo por reducir el “cansancio de decidir”, Mark Zuckerberg, millonario y cerebro detrás de Facebook, lleva unos sencillos vaqueros y una camiseta oscura casi todos los días. No pierde tiempo o energías innecesarias en vestirse; en vez de eso confía en el aspecto con el que se siente más cómodo y el que funciona mejor en su vida diaria.

El presidente Obama decidió hacer lo mismo durante su mandato, según dijo a Vanity Fair: “Me verán solamente con trajes grises y azules. Intento reducir al mínimo las decisiones. No quiero tomar decisiones sobre lo que tengo que comer o cómo tengo que vestir. Porque tengo otras muchas decisiones que tomar”. Drew Barrymore, que puso “a dieta su armario” y lo redujo a unas pocas prendas de calidad, ofreció un razonamiento brillante cuando dijo: “Quiero una ropa de la que no tenga que dudar. No quiero estar fuera a mediodía teniendo un momento de inseguridad de ‘Ojalá pudiera irme a casa y cambiarme’”.

Cierto, quizás no seas una persona influyente en Internet, una estrella de cine o un líder mundial, así que ¿qué beneficio puede traerte tener un "uniforme"?

Solución: pocas prendas y de calidad

En vez de ser propietaria de un armario lleno de ropa con la que te sientes más o menos bien, decidir optar por un “uniforme” te permite encontrar esa ropa que te hace sentir fantástica y llevarla siempre que quieras. Conoces bien tu combinación favorita de chaqueta, falda y blusa o esos leggings suaves y elásticos que te hacen sentir como si pudieras comerte el mundo en cuanto te los pones… Así que, ¿por qué no hacerte con unas pocas prendas de buena calidad de ese tipo de look y quitar de en medio el resto de prendas que son menos que favoritas y que las llevas acumulando y arrastrando durante tanto tiempo y tantos lugares? (Después de todo, alguna otra persona podría estar buscando incluir en su armario las camisas blancas que has decidido que ya no tienen cabida en el tuyo).

En vez de centrarte en gestionar un armario repleto de diferentes opciones, un uniforme le saca jugo a la ropa con la que te sientes fabulosa, productiva y segura, al tiempo que te deshaces de los cúmulos de ropa que nunca te pones de todas formas.

¿Te interesa reducir al mínimo tu armario en favor del cómodo “uniforme”? Aquí tienes unos cuantos consejos para empezar:

Sea como sea la ropa con la que te sientes más cómoda, saca esas prendas del armario y analiza qué es lo que te gusta de ellas. Si tienes un trabajo de oficina, tu uniforme tendrá un aspecto diferente al de una madre ama de casa o el de alguien que tiene un código de vestimenta oficial en el trabajo. Decide qué es lo que funciona mejor para ti en tu vida diaria y céntrate en encontrar prendas de mejor calidad y duraderas que complementen o mejoren ese look. El estilista Steven Alan afirma: “Creo que se trata en realidad de la forma de la ropa que llevas y de encontrar algo que de verdad te siente bien y te resulte funcional y con lo que te sientas tú misma llevándolo”.

Reduce al mínimo… de verdad

¿Esos shorts que te quedan demasiado pequeños (o grandes), el vestido para el que nunca encuentras ocasión, las medias con el motivo demasiado atrevido? Deshazte de ellos. Sé radical en el momento de revisar tu armario sacando las cosas que ya no llevas. Si no has llevado una prenda en el último año, probablemente no la necesitas. Menos artículos en tu armario implica más espacio para respirar y más espacio para cosas que de verdad quieres ponerte.

Ignora (la mayoría de) las tendencias

Solo porque los vaqueros de determinada hechura estén de moda no significa que tú tengas que ir de cabeza al centro comercial a comprarte un par cada día de la semana. Quizás prefieras unos vaqueros de un estilo más relajado, o directamente no quieras vaqueros y prefieras algodón, caqui o lino para tu “uniforme”. Cuídate de comprar tendencias pasajeras que quizás no sean lo mejor para tu figura o para tu comodidad. La estilista Jenna Lyons dice sobre las modas siempre cambiantes:

Coordina los colores

Escoger un esquema de colores o incluso una paleta como base puede ayudar a que tu armario sea más versátil. No, no tienes por qué tirar o regalar todo lo que no sea beige, pero disponer de unas cuantas prendas básicas en la misma familia tonal puede facilitar combinarlas sin problemas. Negro, blanco, gris y azul marino son buenos colores para empezar, porque son clásicos y nunca pasan de moda. Cuando Drew Barrymore estaba reduciendo su armario para crear su propio uniforme, se aseguró de organizarlo todo por colores, declarando que ese simple hecho “cambia la vida por sí mismo. El arcoíris ayuda porque es visualmente claro. Cuando te pones algo neutro, luego puedes revisar tus colores y combinarlo con alguna otra cosa”.

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