Un religioso que saludó al papa Francisco durante su visita a Colombia cuenta su vocación tras un grave accidente Cuando era niño jugaba a ser sacerdote, pero ya de grande sintió que el Señor lo llamaba en serio. “Dios me salvó la vida para dedicarme a los niños con VIH”, expresó a Aleteia el director de la Fundación Llano Amor, el religioso Jorge Enrique Gonzáles, de 38 años, quien compartió su testimonio de fe tras la visita del papa Francisco a Colombia del 6 al 10 de septiembre de 2017.
Los niños que sufren el Virus de Inmuno Deficiencia Humana, de la fundación Llano Amor, se encontraron con Francisco el 8 de septiembre en Villavicencio, en el parque los Fundadores, donde el Pontífice hizo una parada ante la Cruz de la Reconciliación y saludó a otros 400 niños y un grupo de indígenas.
“Fue un breve momento de felicidad para los niños”, recuerda Gonzáles, religioso desde hace 7 años.
En la escuela, a los 6 años, él usaba las galletas de la merienda o las obleas (un dulce típico de fina textura hecha de harina que se come con dulce de leche) como hostias de consagrar y las repartía entre sus compañeritos. Jugaba a ser sacerdote de Cristo.
Sin embargo, la vocación se hizo más concreta hace 18 años. “En el año 1999 tuve un accidente de tránsito bastante fuerte; el médico que iba conmigo en la ambulancia le decía a mi hermano que no llegaba de un sitio al otro, una distancia de 12 kilómetros, y yo veo aquí la mano de Dios“, expresa.
“La mano de Dios porque médicamente dijeron: ‘no podemos hacer nada, porque ya no hay nada que hacer’. Pero, Dios con su infinita misericordia y con su infinito amor que nos tiene a nosotros, pues me sanó y aquí estoy”, cuenta el religioso con voz reflexiva.
Así, da testimonio de una nueva vida tras estar al borde de la muerte. “Solamente Dios sabrá para qué, para qué me sanó y para qué me tiene en este mundo. Faltaban 5 milésimas para tocar la vena aorta”.
¿Y hoy está usted aquí con los niños? “Con los niños de la Fundación Llano Amor, y de verdad que dan mucho amor, un abrazo, un gracias, una sonrisa. Eso es mucho amor para nosotros. Vemos el rostro de Cristo en ellos”.
Precisamente, hace diez años que Jorge Enrique Gonzáles dedica su vida a cuidar, dentro de la obra de los Misioneros de Cristo Maestro, a los niños de la Fundación, que en este momento tiene al cuidado a 22 niños que padecen el VIH y que cumplieron su sueño de encontrarse con el Papa.
- También te puede interesar: “Testimonio de los niños con VIH que abrazarán al Papa en Villavicencio”