Tres pilares fundamentan la relación médico-paciente: respeto, honradez y transparencia
Hace más de 2.000 años, los sabios de la antigua Grecia ya hablaban de la relación médico-paciente. Platón advertía que “[…] el mayor error médico consiste en intentar curar el cuerpo sin intentar curar el alma.” Hipócrates, por su parte, consideraba que el médico debía reunir cuatro cualidades fundamentales: conocimientos, sabiduría, humanidad y honradez. Estas cualidades se verán reflejadas en mayor o menor medida en la relación que establezca con sus pacientes.
Y es que la relación interpersonal entre el médico y el paciente es de una gran complejidad e importancia pues es el pilar fundamental de la atención médica.
Se trata básicamente de una cuestión de confianza. En ella intervienen dos personas con diferentes personalidades, niveles culturales y estados afectivos. Una reclama ayuda y la otra la ofrece ante un problema de salud.
La comunicación verbal y la no verbal intervienen en este intercambio donde la actitud, la expresión y los movimientos corporales contribuyen o no a establecer un buen clima de confianza entre los dos.
El éxito de esta relación dependerá de la capacidad del médico para manejar la situación mediante el respeto, la atención y el trato afectuoso, junto a su preocupación y capacidad para satisfacer los objetivos básicos del enfermo: saber qué tiene, aliviarle y curarle.
Por todo ello, es importante que el médico, en su condición de profesional, esté dispuesto a brindar esta ayuda de forma humanitaria y sensible. Una actitud que, según el médico y filósofo español Pedro Lain Entralgo, conllevaría estar dispuesto a ponerse en el lugar de su paciente, a sentir como él y a ayudarle cuando enfrenta dificultades.
Por su parte, el enfermo tiene que saber que tiene derecho a recibir un trato digno y amable, a que se le explique su enfermedad, a la protección delicada de su intimidad corporal y personal, (especialmente en el curso de las exploraciones o cuando no sea capaz de cuidarde sí mismo) y a decidir qué se ha de transmitir a sus familiares y allegados.
Los tres pilares de la relación médico-paciente
- Respeto por el paciente: El profesional de la salud debe de poner especial énfasis en elementos como la sinceridad para ayudar al paciente a sentirse respetado por quienes le están ayudando. Esto facilitará que confíe en él. Conocer los objetivos que persigue el paciente y su estado afectivo es también muy relevante.
- Trato justo y no discriminado: Una de las principales responsabilidades del médico es dar prioridad a los pacientes en función de sus necesidades clínicas. Esta condición es fundamental para una buena percepción por parte del paciente respecto a la atención médica recibida.
- Actuar siempre con honradez, integridad, franqueza y transparencia: Estas actitudes son indispensables para que el paciente confíe en su médico y en el sistema sanitario en general. Es importante también que el médico se conozca a sí mismo (su carácter ,sus debilidades, su nivel de información) para saber hasta dónde puede manejar una situación determinada y cuando debe recurrir a otro colega.
Artículo realizado en colaboración con Javier Fiz Pérez, psicólogo, profesor de Psicología en la Universidad Europea de Roma, delegado para el Desarrollo Científico Internacional y responsable del Área de Desarrollo Científico del Instituto Europeo de Psicología Positiva (IEPP).