¿Y sabías que no todos los halos son circulares? Las diferentes formas transmiten diferentes significadosEn la cultura occidental, los círculos dorados alrededor de la cabeza o halos están muy extendidos, pero quizás son símbolos artísticos poco entendidos. Este disco circular dorado puede verse por todas partes, en dibujos animados, periódicos, películas, emoticonos…
Aunque la mayoría de las personas sabe lo que es, pocos conocen cuál es su origen. Lo fascinante es que esta historia es considerablemente antigua y sorprendentemente laica.
En la Ilíada de Homero se describe cómo “Atenea cubrióle los fornidos hombros [a Aquiles] con la égida floqueada, y además la divina entre las diosas circundóle la cabeza con áurea nube, en la cual ardía resplandeciente llama. (…) el resplandor de la cabeza de Aquiles llegaba al éter”.
En otros lugares de la literatura griega aparece una luz dorada que brilla alrededor de la cabeza de héroes militares o divinidades.
Esta característica, sencillamente, se tradujo en las representaciones artísticas de la literatura griega y los romanos continuaron la tradición, convirtiendo la luz dorada en un disco que aparecía detrás de la cabeza.
Al principio, los cristianos no usaron el halo para identificar a personajes santos o seres angelicales, sino solamente cuando tomaban prestados personajes de la literatura griega para representar conceptos cristianos. Los rayos de luz eran más comunes y se reservaban normalmente para Jesucristo.
Los halos se usaban también en tiempos del Imperio romano para identificar a emperadores en el arte y se asociaban más con la dignidad terrenal que con un favor celestial.
No fue hasta el siglo IV que el halo se empleó en el arte cristiano para identificar a personas celestiales. Dios, al ser la fuente de la luz, fue representado naturalmente con un halo de luz y, con el tiempo, los santos fueron representados con una luz similar emanando de ellos.
Era más común representar a los santos con coronas de laurel alrededor de la cabeza pero, con el paso del tiempo, los artistas fundieron las dos tradiciones y el resultado fue una corona circular dorada.
Más adelante se desarrollaron varios tipos diferentes de halos. Se usaba un halo triangular para identificar a los miembros de la Trinidad, mientras que el halo circular se reservaba a los santos y ángeles. Un halo cuadrado se usaba a veces para identificar a personas que todavía estaban vivas, como mecenas en proyectos artísticos. Los halos hexagonales se crearon también para distinguir virtudes y figuras alegóricas.
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Con el paso de los siglos, los artistas empezaron a representar santos de manera más realista y el uso del halo disminuyó y se redujo su tamaño hasta finalmente desaparecer en la mayoría de las pinturas religiosas. Sin embargo, ya que el halo es un elemento tan común en la mayoría de las piezas más conocidas del arte occidental, el símbolo nunca ha desaparecido por completo y sigue siendo una parte esencial de la cultura a día de hoy.