Homilía hoy en Casa Santa MartaJesús va de camino a Jerusalén porque “se cumplían los días en los que sería elevado a lo alto”. Así comienza el evangelio de Lucas de hoy, y al acercarse el momento de la pasión y de la cruz, explica el Papa, Jesús hace dos cosas: “toma la firme decisión de ponerse en camino”, es decir, acepta la voluntad del Padre y sigue adelante, y después “anuncia esto a sus discípulos“.
“Solo una vez”, observa el Papa, “se permitió pedir al Padre que alejara un poco esta cruz: ‘Padre – en el Huerto de los Olivos – si es posible, aleja de mí este cáliz. Pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya’. Obediente; lo que el Padre quiere. Decidido y obediente y nada más. Y así, hasta el final. El Señor entra en la paciencia … Entra en la paciencia. Es un ejemplo de camino, no solo morir sufriendo en la cruz, sino caminando en paciencia”.
Pero ante esta decisión, ante el camino hacia Jerusalén y hacia la cruz, los discípulos no siguen a su Maestro. Así lo cuentan varias páginas de los evangelios que el Papa cita. A veces los discípulos “no comprendían lo que quería decir o no querían entender, porque estaban asustados”; otras veces “escondían la verdad” o se distraían haciendo “cosas alienantes”; o bien, como se lee en el evangelio de hoy, “buscaban una coartada para no pensar” a lo que le esperaba al Señor.
“Y Jesús está solo. No estaba acompañado en esta decisión, porque nadie entendía el misterio de Jesús de Jesús. La soledad de Jesús en el camino hacia Jerusalén: solo. Y esto, hasta el final. Pensemos también en el abandono de los discípulos, en la traición de Pedro … Solo. El evangelio nos dijo que se le apareció sólo un ángel del cielo para confortarle en el Huerto de los Olivos. Sólo esa compañía. Solo”.
Vale la pena, y es esta la sugerencia final del Papa hoy, de “tomarnos un poco de tiempo para pensar” en Jesús que “tanto nos ha amado”, “que ha caminado “solo hacia la cruz” en la incomprensión de los suyos. “Pensar”, “ver”, “agradecer” a Jesús, obediente y valiente, y “hablar con él“. Y es el Papa mismo quien sugiere las palabras.
“¿Cuántas veces intento hacer muchas cosas y no te miro a Ti, que hiciste tanto por mi? ¿Que entraste en la paciencia – el hombre paciente, Dios paciente -, que con mucha paciencia toleras mis pecados, mis fracasos? Y hablar con Jesús así. Él está decidido a seguir adelante, a dar la cara, y darle las gracias. Tomemos hoy un poco de tiempo, pocos minutos – cinco, diez, quince – ante el Crucificado quizás, o con la imaginación ver a Jesús caminar con decisión hacia Jerusalén, y pedirle la gracia de tener el valor de seguirle de cerca”.