Frecuentes robos en un comedor social de Valparaíso (Chile) y un llamado a la reflexión Para muchos es la única posibilidad de acceder a un plato de comida en el día. Sin embargo, gracias a una seguidilla extraordinaria de robos, el “Comedor 421” de la Iglesia chilena La Matriz, ubicada en la localidad de Valparaíso, le tuvo que negar por dos días el alimento a los más pobres, esos que hallan ahí su lugar de refugio y hasta esparcimiento.
Este lugar cumple un gran protagonismo a nivel social para la zona y diariamente le da de comer a más de 100 personas. Es por ello, que lo ahí ocurrido en estos días, ha generado una verdadera ola de indignación.
“No nos roben la caridad”; “aquí se ayuda a los pobres”. Estas son tan sola algunas de las expresiones que los voluntarios que brindan su trabajo solidario a personas en situación de vulnerabilidad se encargaron de plasmar en el lugar a modo de llamar la atención y también reflexión.
“La idea es generar conciencia en la gente, porque nosotros no tenemos ayuda del Estado, somos un ente independiente, que funciona en base a donaciones”, expresó uno de los coordinadores de La Matriz, reproduce La Tercera.
“La situación es lamentable, porque este lugar no sólo alimenta a los más pobres de Valparaíso, sino que también les otorga un espacio de acogida, donde pueden distraerse, entretenerse y pasar un buen rato”, dijo por su parte a ese medio el sacerdote del templo La Matriz, Gonzalo Bravo.
El propio sacerdote comentó con lamentación que la necesidad de cerrar las puertas se ha tenido que tomar porque no había con qué cocinar, una medida que no recuerda se haya tenido que tomar en el pasado.
Es cierto también que a veces las reacciones y los clamores ante este tipo de situaciones pueden variar. Un ejemplo de ello fue lo que sucedió hace algunos días en una iglesia argentina, Nuestra Señora de Caacupé, ubicada en un barrio carenciado de Buenos Aires.
Cansado también de los frecuentes robos en el comedor de esa Iglesia, el cura párroco no fue a la comisaría, sino que elevó un mensaje un tanto particular.
“Sres. LADRONES: es la quinta vez que nos roban en menos de un año. El trato es este: la Parroquia les da la comida y ustedes la dejan cocinar en paz”, dice el pasacalle que colgó en la puerta del edificio.
“Los que roban son pibes de acá, los conocemos, no son profesionales. Roban para vender y comprar droga o alcohol. La gente se sonríe al ver el pasacalle, pero es una problemática que pone en riesgo al comedor. Estos pibes no tienen mucha conciencia de nada, muchos de ellos los conocemos, esto es un pueblo”, dijo a La Nación el cura del lugar.
De todos modos, lo acontecido en este comedor chileno, que puede suceder también en otros lugares, países (como lo que pasó en Argentina) o continentes, no es más que uno de los tantos ejemplos de cómo sacarle la comida a los pobres, un auténtico robo también contra la caridad, como claman los carteles en la Iglesia chilena. En manos de las autoridades y la seguridad está ahora la necesidad de dar con los responsables de esta lamentable situación.
Con información en base a La Tercera y La Nación