Una acción que da protección a las familias de aquellos que han llegado a Estados Unidos huyendo de situaciones de violencia extremaLa Oficina de Servicios de Migración y Refugiados de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB/MRS) ha lanzado una importante recomendación para que extienda el Status de Protección Temporal (TPS) para los migrantes y refugiados de dos países centroamericanos lastrados por la violencia: El Salvador y Honduras.
El reporte de la USCCB/MRS lleva el título de Temporary Protected Status: A Vital Piece of the Central American Protection and Prosperity Puzzle (Status de Protección Temporal: Una Pieza Vital en el Tablero de Protección y Prosperidad para la América Central) y tiene como principal intención que se reconozca que buena parte de las familias salvadoreñas y hondureñas llegan a Estados Unidos huyendo de una situación que pone en peligro sus vidas.
El presidente del Comité de Migración de la USCCB, el obispo de Austin (Texas), Joe S. Vasquez, en la carta que acompaña al reporte establece que se trata de una “evidencia muy simple que los actuales beneficiarios del programa de TPS para Honduras y El Salvador no pueden, por ahora, tener un retorno seguro a sus países de origen”.
Una delegación del MRS/USCCB, encabezada por el obispo auxiliar de Los Ángeles (California) David O’Connell viajó el pasado mes de agosto para examinar la situación en la que se encuentran ambos países centroamericanos para saber si estaban en condiciones de recibir –adecuadamente—e integrar a quienes podrían retornar al término del Programa de Protección Temporal del que gozan en Estados Unidos (en su calidad de refugiados).
Regularmente, El Salvador y Honduras gozan del TPS del gobierno de Estados Unidos para algunos de sus ciudadanos viviendo en este país, y la revisión así como la determinación y el seguimiento de este programa (vital para buena cantidad de familias) por parte de la administración de Donald Trump se llevará a cabo en fecha próxima.
Sobre todo las familias
Cifras oficiales estiman que existen aproximadamente 200,000 salvadoreños y 57,000 hondureños receptores del TPS que viven en Estados Unidos. El punto central de la propuesta de la USCCB es que estos 257,000 receptores del programa de protección son padres de más de 270,000 niñas y niños que se encuentran muy integrados a la vida diaria estadounidense.
En su carta, el obispo Vásquez dice a las autoridades del país: “Como pueden leer en este importante reporte, es urgente que tengan a personas de El Salvador y de Honduras, incluidos los receptores del TPS, en sus pensamientos y en sus oraciones”.
Más adelante, el obispo de Austin exigió a los legisladores y al gobierno la extensión del TPS para ciudadanos de estos dos países, así como “encontrar una solución legislativa para los receptores del TPS que han vivido en Estados Unidos por muchos años”.
Uno de los principales llamados a la política migratoria de los obispos estadounidenses en las últimas décadas ha sido, justamente, éste: dar protección a las familias de aquellos que han llegado a Estados Unidos huyendo de situaciones de violencia extrema, que ponían en peligro sus vidas y las de los suyos.
Y asegurar el retorno seguro de aquellos que ya pueden hacerlo a sus países de origen.