El físico escribió a mano un pensamiento sobre el secreto de la vida y lo regaló a un mensajero como propinaSe cuenta que Picasso estaba en un restaurante y a la hora de pagar, como no tenía efectivo, preguntó al camarero si podía extenderle un cheque. El hombre aceptó y cuando se marchó el pintor, aquel decidió que no iría al banco a cobrarlo. “Seguramente en el futuro valdrá más el autógrafo”. Y efectivamente. Enmarcó el cheque y años más tarde se ha convertido en “un picasso”, como si fuera un óleo. Dos mil y pico pesetas le costó al actual propietario aquella comida pagada por Picasso.
Anécdotas similares se cuentan de Salvador Dalí o de Joan Miró. Dalí se alojaba en el Hotel Meurice (el hiperlujoso establecimiento de la actual cadena Dorchester) durante sus estancias anuales en París. Más de una vez ahí utilizó servilletas de papel para dibujar un paisaje de Cadaqués, un caballo… Ahora uno de esos papelajos puede estar valorado en más de 200.000 euros.
Esta vez la noticia nos habla de Albert Einstein. La casa de subastas Winner, de Jerusalén, ofrecerá mañana dos manuscritos inéditos del genio. Lo curioso es el origen: Einstein se los regaló a un mensajero de Tokio, en los días en que el físico se alojaba en el Imperial Hotel de la ciudad durante su gira de conferencias por Japón.
Era 1922, hace ahora 95 años. Einstein era ya famoso y le habían comunicado ya que se le concedía el premio Nobel de Física. No se sabe por qué motivo, decidió darle los dos textos al mensajero-recadero (tal vez porque no le aceptaba propina, tal vez porque él no tenía unas monedas para darle una gratificación).
Una vida sencilla y tranquila…
De su puño y letra y en papel cuartilla con timbre del hotel, escribió en alemán en una de las notas: “Una vida sencilla y tranquila aporta más alegría que la búsqueda del éxito en un desasosiego constante”. Firmó y añadió al mensajero: “Quizás si tienes suerte estas notas acaben siendo mucho más valiosas que una simple propina”. Esto último según ha explicado el vendedor, quien aseguró que el mensajero vive en Hamburgo. La frase tiene resonancias de aquel poema de Fray Luis de Léon: “Qué descansada vida la del que huye del mundanal ruido…”.
En la segunda hoja, Einstein escribió: “Donde hay un deseo, hay un camino”. (Que viene a ser nada menos que la descripción de la causa final de Aristóteles...).
Las dos notas -con un precio de salida a subasta de 2.000 y 1.000 dólares, respectivamente- son una buena reflexión cuyo valor perdura en el tiempo. Roni Grosz, archivista de la colección Einstein, la mayor sobre el gran físico que se conserva en el mundo, situada en la Universidad Hebrea de Jerusalén.
Resulta imposible saber si las notas eran una reflexión de Einstein acerca de su propia fama, dijo a Afp Roni Grosz, el archivista a cargo de la mayor colección de Einstein del mundo, en la Universidad Hebrea de Jerusalén.
Para Grosz, reunir el material que se va encontrando acerca de Einsten, es una tarea de recomposición para el estudio de Eisntein. “Esto es una piedra del mosaico”, afirma.
En la subasta de mañana también aparecerán otros artículos, entre ellos dos cartas.
Señores de los memes en las redes sociales y de las citas de famosos en los mugs, ya tienen dos excelentes frases para renovar el catálogo…