Buena noticia en la lucha contra el calentamiento globalSorpresivamente, el régimen encabezado por Daniel Ortega Saavedra había quedado fuera del Acuerdo de París, suscrito en diciembre de 2015, firmado por 197 países del mundo y ratificado por 168 países hasta la fecha.
Ahora, en una decisión importante para América Latina, Nicaragua ha decidido suscribir el Acuerdo de París, dejando en la estacada a Siria y a Estados Unidos quien, por decisión del presidente Donald Trump en junio pasado, abandonó el trato internacional, único en su tipo en la historia de la humanidad.
El Acuerdo de París es un acuerdo dentro del marco de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático que establece medidas para la reducción de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) a través de la mitigación, adaptación y resiliencia de los ecosistemas a efectos del Calentamiento Global.
Su aplicación sería para el año 2020, cuando finaliza la vigencia del Protocolo de Kioto. El acuerdo fue negociado durante la XXI Conferencia sobre Cambio Climático (COP 21) por los 195 países miembros, adoptado el 12 de diciembre de 2015 y abierto para firma el 22 de abril de 2016 para celebrar el Día de la Tierra.
La excusa del presidente Trump para retirar a su país del Acuerdo –fue una de sus promesas de campaña—es que éste resultaba muy caro para las finanzas de Estados Unidos, que su implementación en el país no iba a generar un cambio significativo en el calentamiento global y obstaculizaría el trabajo de las empresas estadounidenses.
Por el lado de Nicaragua, la excusa que esgrimió su negociador climático, Paul Oquist, y por supuesto el presidente Ortega era, justamente la contraria a Estados Unidos, es decir, que el Acuerdo no era “lo suficientemente ambicioso” para evitar el calentamiento global y no era equitativo, pues los países ricos –que fueron los que crearon el problema—iban a reducir emisiones igual que los países pobres.
Amenaza y vulnerabilidad
Sin embargo, el gobierno de Nicaragua decidió dar marcha atrás a su postura y entregó a la ONU esta semana un documento mediante el cual oficializa su adhesión a los Acuerdos de París. El anuncio fue dado a conocer por la vicepresidenta de la República (esposa y eventual sucesora de Ortega) Rosario Murillo en una presentación televisiva.
Murillo destacó “que la gran mayoría de los estados tanto desarrollados como en vías de desarrollo hemos asumido los compromisos de unir y multiplicar esfuerzos frente al incremento de los desastres naturales con elevados costos, en la pérdida de vidas y cada vez mayores costos materiales. De la misma manera, unimos esfuerzos para detener y reducir los altos niveles de contaminación que envenenan el planeta”.
La noticia ha sido vista con beneplácito por representantes de organizaciones ambientales nicaragüenses, según ha publicado El Nuevo Diario de Nicaragua. En este mismo rotativo se especula que la decisión de Nicaragua se da en la coyuntura del reciente paso del huracán Nate por Centroamérica, mismo que provocó grandes inundaciones, desbordamiento de ríos, deslaves y, lo más grave, 32 personas fallecidas, 15 de ellas en la propia Nicaragua.
Un informe del Centro Universitario de Investigación Estado de la Nación, de Costa Rica, citado por el Nuevo Diario, destacó que Centroamérica es una de las zonas del mundo más vulnerable a los efectos del cambio climático, pese a que aporta solo 0.5 por ciento de las emisiones de gases de invernadero.
El calentamiento, según el estudio, “profundiza las amenazas y vulnerabilidades históricas de Centroamérica, generadas por factores como la degradación ambiental, la ausencia de ordenamiento territorial, la exposición y riesgo de desastres para las poblaciones, la ineficiencia energética y la dependencia de combustibles fósiles, el mal manejo del agua y las debilidades institucionales para la gestión ambiental”.