La moda pone a los museos en la calle Hace seis meses, la firma francesa se alió con el artista plástico Jeff Koons para recrear algunas de las obras más famosas del mundo del arte en carteras, bolsos, monederos y demás accesorios.
La Mona Lisa de Leonardo da Vinci y el Campo de Trigo con Cipreses de Van Gogh fueron algunas de las grandes protagonistas de esa colección titulada Masters. Al perecer, a Louis Vuitton le fue muy bien con el “artketing” (una creciente tendencia de mercadeo donde el arte se fusiona con la moda, la música y otros campos) de esa línea, pues ahora presentan una segunda versión con nuevos pintores, aunque de nuevo, del mundo clásico.
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Water Lilies de Claude Monet; Reclining de François Boucher; Delightful Land de Paul Gauguin; Luncheon on the Grass de Edouard Manet; Ancient Rome de Joseph Mallord William Turner; y The Triumph of Pan de Nicolas Poussin son las nuevas obras que llevarán los museos a las calles.
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Las piezas, estructuralmente, son las mismas de la vez pasada porque son diseños íconos de la marca. Asimismo, Vuitton le permitió nuevamente a Koons colocar su monograma personal, un privilegio que sólo él ha tenido con esta firma que en el pasado también ha contado con la colaboración de otros artistas contemporáneos, como Stephen Sprouse, Yayoi Kusama, Takashi Murakami, Richard Prince, Cindy Sherman, entre otros.
Es interesante que Vuitton nuevamente le haya apostado al arte antiguo, ya que muchos esperaban que la segunda colección fuera con artistas de mediados del siglo XX o hasta de esta generación. Pero la firma francesa es firme en su deseo de transmitir que lo clásico nunca pasa de moda, que es también un poco lo que ellos son en esencia.
El señor Louis Vuitton, el artesano que empezó como aprendiz de una fábrica de maletas, fundó esta empresa en 1854. Desde entonces, fue creciendo y evolucionando, agregando nuevos productos hasta convertirse en la gran multimarca que es hoy en día. Aunque hoy pertenezca al grupo LVMH, esta firma sigue conservando no sólo su carácter familiar sino también muchos de los modelos que se crearon décadas atrás.
Y es que justamente se trata de fusionar el pasado con el presente, de volver un artículo de uso cotidiano en algo visualmente extraordinario, de interactuar de forma diferente con el arte, de “consumir cultura” de otra manera y de mirar con otros ojos. ¿Se imaginan que luego de un mal día se encuentren en la calle con una Mona Lisa sonriéndoles pícaramente o un bello paisaje impresionista de Monet?
Esta nueva colección de Masters estará a la venta para el público a partir de este 27 de octubre y, aunque no crea que sirva para democratizar el arte como se ha dicho porque por sus altos precios sigue siendo asequible sólo para la clase alta (tal y como les comentaba en mi reseña de la primera colección), sí me parece una propuesta interesante para demostrar, como dice Koons, que el arte clásico siempre tendrá su lugar en la historia, que no es algo anticuado, que sí puede ser hasta divertido y nos recuerda la capacidad que tenemos los seres humanos de crear cosas bellas e inspiradoras que resistan el paso del tiempo: “Cuando alguien pasee por la calle de la mano de uno de estos bolsos o se siente a tomar un café junto a alguno de estos modelos, está comunicando su amor por el humanismo”.