Reabrió sus puertas luego de un largo proceso de restauración Se trata de una de las iglesias más importantes no solo de Bogotá, sino de Colombia. Declarada de interés cultural de la nación en el año 1975, recientemente volvió a convertirse en buena noticia. Luego de un largo periodo de 14 años de restauración, en estos días reabrió sus puertas.
Pero la construcción de esta Iglesia, símbolo de la huella de la Compañía de Jesús en América Latina, se remonta al año 1610 bajo el liderazgo del jesuita italiano Juan Bautista Coluccini.. “En 1635 fue consagrada a San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús y en 1691 concluyó la obra”, recuerdan los Jesuitas de Colombia.
Al mismo tiempo, esta Iglesia posee una de las colecciones más destacadas del arte neogranadino. “Sobresale la obra del retablo e imágenes del altar mayor, atribuidas a un jesuita alemán, las obras de bulto de Pedro Laboria, los lienzos de Gregorio Vásquez y, muy especialmente, los frescos y murales de la capilla de San José elaborados por el jesuita Santiago Páramo”, prosiguen los Jesuitas.
Incluso pertenece a esta Iglesia una de las obras más emblemáticas del arte barroco colombiano, La Lechuga, una custodia que hasta hace poco fue exhibida en uno de los museos más importantes del mundo como es el Louvre (Francia).
También es cierto que la obra aún necesita una culminación completa, pero al menos los colombianos y cualquier visitante que pase por Bogotá tendrá la oportunidad de apreciar este nuevo resplandor.
Las obras de restauración fueron entregadas el pasado lunes 23 de octubre –en el día en que se recordó el nacimiento de San Ignacio- y contó con la participación del propio presidente Juan Manuel Santos, quien explicó los detalles del proceso y la inversión que hizo el gobierno nacional.
Por ejemplo, que la restauración consistió “en refuerzos estructurales y de sismo-resistencia, restauración de bóvedas, fachada, murales y vitrales, recuperación de pisos y escaleras y exploraciones arqueológicas”, señala Presidencia de Colombia.
Para que fuera posible esto trabajaron varias entidades, entre ellas el Ministerio de Cultura de Colombia y el Instituto ‘Carlos Arbeláez Camacho’ de la Universidad Javeriana.
“Un país que aprecia su herencia cultural es un país que conoce mejor su historia y, sobre todo, que puede disfrutar de su patrimonio, y nosotros tenemos una historia muy interesante y un patrimonio también muy importante”, destacó Santos, quien hizo referencia al esfuerzo a nivel local para cuidar y proteger el patrimonio histórico.
Pues esta Iglesia forma parte de este rico patrimonio y al mismo tiempo desde ahora se transforma en un nuevo obsequio cultural para una ciudad que puede respirar tranquila y también contemplar estas maravillas históricas.
Con información de Presidencia y Jesuitas Colombia