El martillo era su báculo y su voz resonaba como un truenoNacido de una familia de agricultores vikingos en el siglo XII, Thorlak (nombre que deriva de Thor, el dios del trueno) era un joven con un futuro prometedor. Sus padres lo enviaron con ilusión al sacerdote local con la esperanza de que se forjase una vida formando parte de la recién establecida Iglesia Católica en Islandia.
Thorlak demostró ser prometedor y rápidamente fue ordenado diácono a los 15 años y sacerdote a los 18. Poco después lo enviaron a París e Inglaterra para que continuara sus estudios.
Durante este tiempo fuera de casa, Thorlak conoció la orden de canónigos seculares de San Agustín, y se sintió atraído por sus estrictas normas de vida. A su vuelta en Islandia, Thorlak construyó un monasterio y dedicó por completo su vida a la oración y la penitencia.
En esta época, el clero era un descontrol en Islandia y no permanecía fiel a los votos de castidad. Thorlak fue incluso presionado para contraer matrimonio con una viuda, pero lo rechazó, apreciando el celibato como una parte esencial de su vocación al sacerdocio.
Los líderes eclesiásticos locales reconocieron su santidad y lo ordenaron obispo. Si bien se mantuvo reacio al principio, sabía que había que hacer algo para reformar el clero. Realizó grandes progresos en este sentido y abordó otros abusos en Islandia. Trató a todo el mundo con respeto y dignidad y obtuvo gran reconocimiento por su humildad.
Aunque de forma natural era un alma discreta que buscaba soledad sobre todas las cosas, Thorlak no temía enfrentarse a los líderes locales de su tiempo. Se posicionó en contra de Jón Loftsson, el líder más poderoso de Islandia, y no dio su brazo a torcer en cuestiones morales importantes.
Falleció el 23 de diciembre. En la actualidad, la festividad de Thorlak es una fecha importante en Islandia y forma parte de las preparaciones para Navidad.
Tras su muerte se atribuyeron incontables milagros a su intercesión. Uno de estos episodios relata cómo algunos comerciantes se encontraban en el mar y una tormenta violenta amenazó el barco en el que navegaban. En seguida se encomendaron a San Thorlak y el intenso viento disminuyó para convertirse en una brisa favorable. Se podría decir que Thorlak superó a Thor aquel día y venció al dios del trueno con su humilde intercesión.