Cada vez son mayores las opciones para decidir qué hacer con tu trabajo profesional cuando la familia también te necesita. ¿Dedicarse a la carrera profesional o a los hijos? Esta es una de las grandes preguntas que se debatieron durante la conferencia Le Défi des Femmes, que tuvo lugar en París el pasado 14 de octubre y que estuvo organizada por la asociación Femmes Actives et Foyer (FAEF). Véronique d’Estaintot, Claire de Saint Lager y Marie Oliveau compartieron sus reflexiones con el objetivo de plantear una opción libre según un enfoque psicológico por la primera, uno intimista por la segunda y uno pragmático por la tercera.
En 1962, en una época en la que las mujeres debían pedir la autorización de sus maridos para trabajar, el 45% de las mujeres entre 30 y 50 años se declaraban “activas”. Actualmente, la proporción de mujeres activas en esta horquilla de edad es superior al 80% (según el Instituto Nacional de Estadística francés). Es un hecho que la gran mayoría de mujeres trabaja. Sin embargo, durante ciertas etapas de la vida, algunas se preguntan: “¿y si dejase de trabajar?”. El hecho de que la mayor parte de las mujeres trabaje no significa que se corresponda con mis deseos profundos, en calidad de mujer única y singular, cuyas necesidades fundamentales difieren de las de mi vecina. ¿Cómo diferenciarlo entonces?
No dejar nunca que una frase hecha influya en las decisiones
“He dejado de trabajar”. Esta es la expresión que se utiliza normalmente para decir que una mujer o un hombre ha decidido dejar su trabajo para centrarse plenamente en la vida familiar y estar disponible para sus hijos y su pareja. ¿Por qué utilizamos una expresión por defecto, en lugar de una fórmula positiva? Todo se desarrolla como si quedarse en casa fuese algo realmente vergonzoso y denigrante, mientras que para recuperar el prestigio tranquilizamos al interlocutor haciéndole saber que antes trabajábamos. Aunque una madre de familia lleve diez años en casa, a menudo seguirá diciendo “he dejado de trabajar”. ¿Por qué no valorar esta elección empleando los términos que representan la situación real, en lugar de reflejar una pérdida? Por ejemplo: “He decidido estar disponible a tiempo completo para mis hijos” o “deseaba ocuparme yo mismo de mis hijos”.
Véronique d’Estaintot, guía de jóvenes (y no tan jóvenes) en la (re)orientación profesional, doctora en Psicología de la toma de decisiones y fundadora de Au fil de vos choix, hace una pregunta: ¿tendrá la fórmula utilizada para expresar una misma realidad, contra nuestra voluntad, una influencia en nuestras decisiones? La fórmula “dejar de trabajar” implica una pérdida. La investigación en psicología de la toma de decisiones muestra que nuestras elecciones se orientan de manera sistemática en función de si las opciones se describen en términos de ganancias o pérdidas. Esto se explica por el mecanismo de aversión a la pérdida: nosotros, como seres humanos, concedemos más importancia a una pérdida que a una ganancia del mismo valor. Somos más sensibles a las perspectivas de pérdida que a las de ganancia. En la expresión “dejar de trabajar”, el trabajo se encuentra presente como punto de referencia. No obstante, para que la toma de decisiones sea lo más justa posible, conviene hacer que la opción “en casa” sea otro punto de referencia, tan legítima como la de la actividad profesional.
Escuchar los deseos profundos
En una sociedad en la que los códigos masculinos (la acción, la lógica, la eficacia) priman sobre los valores intrínsecamente femeninos (la inteligencia espacial, la sensibilidad, las emociones, la intuición, la interioridad), las mujeres se sienten divididas y explotadas entre las distintas funciones que ocupan: esposa, madre, profesional, etc. Claire de Saint Lager, fundadora de las sesiones de Isha Formation y autora del ensayo sobre lo femenino El camino de la enamorada, está convencida de que “las mujeres tienen, en ellas mismas, los recursos suficientes para sentirse plenas”.
Invita a que todas las mujeres identifiquen sus deseos profundos, a que encuentren una unidad interior necesaria para brillar por completo. Esto se consigue escuchando el interior: el cerebro no tiene todas las respuestas, es importante escuchar también el corazón, los deseos. Desde este centro interior las mujeres pueden tomar las decisiones que las harán resplandecer y asentarse en la misión que elijan en cada etapa de la vida.
Saber que existen soluciones alternativas
Trabajar, y que este trabajo sea remunerado, no significa necesariamente pasar 40 horas en una oficina a diez kilómetros de casa. Puede resultar difícil, pero tan gratificante a la vez, atreverse a llamar a la puerta del jefe para intentar una negociación (¡quien no lo intenta, no lo consigue!). Seguramente también se pueda encontrar o crear el trabajo que cumpla con los criterios que preocupan. Una respuesta a tu planteamiento puede ser un trabajo a tiempo parcial o el teletrabajo, todavía poco extendido pero que ya existe. Marie Oliveau ha fundado y dirige Talent sur Mesure, una agencia de contratación especializada en trabajos flexibles.
Joëlle, asesora jurídica, es prueba de ello: “Tras 20 años en departamentos jurídicos de grandes empresas internacionales, aspiraba a un mayor equilibrio entre mi vida familiar y profesional. Gracias a Talent sur Mesure, he encontrado una organización ideal: trabajo a tiempo parcial como asesora jurídica de un grupo dinámico en pleno auge. Este tiempo parcial se reparte en cuatro días, y una parte se realiza en mi domicilio”.
Y los jefes también se benefician. Frédéric Granotier, director general de Lucibel y jefe de Joëlle, afirma: “Nuestra empresa se desarrolla rápidamente, tenemos la necesidad de confiar nuestras cuestiones de carácter jurídico a alguien sólido durante una veintena de horas a la semana. Talent sur Mesure ha sabido comprender nuestra necesidad y en tres días ya conocíamos a Joëlle. Gracias a Talent sur Mesure, también hemos contratado a una responsable de servicio al cliente a tiempo completo con una pequeña parte de teletrabajo, una responsable de gestión financiera y un especialista en patentes a tiempo parcial. Sabemos que podemos contar con esta solución fiable y competente”.
Simone de Beauvoir escribió en “El segundo sexo”: “Gracias al trabajo la mujer ha franqueado en gran parte la distancia que la separaba del varón; únicamente el trabajo es el que puede garantizarle una libertad concreta”. Superemos este feminismo y definamos la libertad no como la autonomía financiera sino como la capacidad de reconocerse en las decisiones que se toman y las acciones que se realizan.