Continúa los conflictos en Ucrania, Siria, Sudán del Sur, Yemen, República Centroafricana y tantos otros países. Se agravan las tensiones entre las grandes potencias. Los países y alianzas se rearman. ¿No aprende el ser humano de las guerras que ha sufrido? Si te preocupa la situación internacional y anhelas la paz, vuélvete a Dios:
Bendita sea, Señor, la paz.
Maldita sea la guerra.
Maldita la maldad de donde nace.
Malditas sean las armas y las manos
que gobiernan las armas.
Maldito el corazón
donde se cría el odio (...).
Malditos
quienes obligan a matar
en nombre del orgullo,
de la avaricia, del odio,
del desprecio a otras razas,
del dominio sobre los más débiles.
Malditos
quienes aman la muerte.
Malditos quienes ceban la mecha de la guerra
desde fríos despachos
y calculados intereses (...).
Bendito sea el Creador del hombre.
Maldito sea
el asesino del hombre (...).
Bendito seas, Señor,
creador del paisaje.
Maldito el que lo asola y lo calcina.
Bendito seas
en la ciudad, en la casa, en el templo,
en el museo y en la biblioteca.
Malditos los que arrasan la ciudad,
la casa, el templo,
el museo y la biblioteca.
Maldita sea la guerra.
Malditas el hambre y la enfermedad,
maldito el frío,
maldito el miedo...,
y maldita la muerte
que viene con mil pies, negra y sin ojos.
Maldita la injusticia,
paridora de guerras.
Maldito el que se mancha en la injusticia.
Maldito el que la ve y se encoge de hombros
y bendice la guerra en su silencio.
Malditos los fusiles, las granadas,
los cañones, los tanques,
las bombas, los misiles.
Bendito seas Tú, dador de la paz,
creador de belleza y de vida.
Bendita la paloma
y la rama de olivo.
Bendito sea el olor de la rosa
y benditos los niños y sus juegos.
Bendita la bondad y la mesura del anciano.
Benditas las escuelas,
benditos los libros y el maestro,
benditos los jardines y los parques
llenos de gente al sol,
benditos los inviernos
con un hogar caliente y muchos besos.
Bendita sea la gente en el trabajo
y bendita en su casa.
Bendito seas, Señor,
por tantos hombres y mujeres
amigos de la paz.
Bendito seas
allí donde haya un ser humano
preparado a luchar contra la guerra
y dispuesto a morir contra la guerra.
Bendito seas, Señor,
tú que eres amor,
tú que eres la paz.
Amén.
Fuente: Cien oraciones para respirar, Madrid, San Pablo, 1994