Una Fiesta mitad civil y religiosa que conmemora la liberación de Moscú en 1612
Rusia ya tiene la Fiesta Nacional, mitad civil y mitad religiosa, que coincide con la festividad de la Virgen de Kazán, y la conmemoración de la liberación de Moscú en 1612. Es fiesta del día 4 de noviembre, llamada “Día de las Unidad de la Patria” sustituye a la del 7 de noviembre, centenario de la Revolución Bolchevique (en el calendario Juliano era el día 24 de Octubre). Esta fecha tiene como significado la reconciliación de todo el pueblo ruso, dividido entre comunistas soviéticos y antisoviéticos.
Pudimos ver cómo el presidente de Rusia, Vladimir Putin, y el Patriarca Ortodoxo de todas las Rusias, Kiril, depositaron sendos ramos de flores rojas ante la tumba de los héroes moscovitas Dmitri Pozharski y Kuzmá Minin, un aristócrata y un comerciante, que en 1612 liberaron Moscú de la ocupación de Polonia y Lituania. Fue el final del llamado “Periodo Turbulento” en que la anarquía se apoderó de Rusia a la muerte del zar Iván IV el Terrible (1584), al que admiraba el también terrible comunista Iósif Stalin.
Moscú no ha querido celebrar el centenario de la Revolución, porque no había mucho que celebrar, dijo el portavoz del Kremlin. Esta Revolución dividió al pueblo ruso y causó millones de víctimas, sobre todo en el periodo de las purgas que organizó Stalin. Vladimir Putin dijo el sábado que “nosotros y nuestros sucesores debemos recordar la tragedia de las represiones y sus causas, pero sin venganzas, sin odios”. A Moscú no le gustan las revoluciones, pues les recuerdan a Georgia, Ucrania y Kirguistán, así como a las primaveras árabes.
Días antes –el 30 de octubre—Putin, que fue subcoronel de la KGB, inauguró un monumento dedicado a las “víctimas de la represión” llamado “Muro del Dolor”. “Absolutamente nada” puede justificar los crímenes del Gran Terror de Stalin, dijo Putin sin referirse al líder soviético.
Se da la circunstancia que en la Plaza Roja se encuentran el Mausoleo de Lenin, donde están enterrados Lenin y otros dirigentes y hombres importantes soviéticos (entre ellos los astronautas); el monumento a los Libertadores de Moscú, y a poca distancia ahora el Muro del Dolor. Esto es reflejo de una historia de Rusia llena de contrastes y contradicciones.
Distintas asociaciones antisoviéticas coinciden en que Lenin no debería estar en el mausoleo, sino en una sepultura normal por los males que causó al pueblo ruso su Revolución.
La Virgen de Kazán
La Virgen de Kazán, cuya fiesta fue el sábado, es un icono de la patrona de la ciudad de Kazán. La imagen –el icono mariano más venerado de la Iglesia ortodoxa rusa—se encuentra en la catedral de San Petersburgo y en la catedral de Moscú. Esta imagen, originaria de la catedral de Kazán, donde se encuentra una copia, es reconocida por los muchos milagros que ha hecho en favor del pueblo ruso.
El icono de la Virgen de Kazán desapareció durante la revolución comunista de la Catedral de Kazán y el templo se convirtió en un museo sobre el ateísmo. Después de muchos años, la imagen apareció en los Estados Unidos. Fue comprada en una subasta por el Ejército Azul –devotos de la Virgen de Fátima—quienes dijeron que el icono sería devuelto a Rusia cuando ésta se convirtiera, como había pedido la Virgen de Fátima a los tres pastorcillos protagonistas de sus apariciones en Portugal.
La Virgen de Kazán y la Virgen de Fátima tenían que convertir el pueblo ruso y devolverle la fe. La imagen fue y es venerada también por los católicos. Una vez caído el Muro de Berlín y derrumbado el comunismo en Rusia, la imagen pasó al Vaticano (1993), a manos del entonces Papa san Juan Pablo II.
El destino de la imagen de la Virgen de Kazán era Rusia, y el papa Wojtyla deseaba entregarla al Patriarca Ortodoxo, Alexis II, en un viaje a Rusia. El Papa polaco nunca viajó a Rusia, y finalmente decidió entregar la imagen al Patriarca Alexis II, a través de una embajada especial de la Santa Sede.
Fue el 25 de agosto de 2004, estando el Papa muy delicado de salud, entregó la imagen, según dijo a “nuestro hermano el patriarca Alejo II y a través de él a la santa Iglesia ortodoxa rusa y a todo el pueblo ruso”. La despedida de Roma congregó a varios miles de peregrinos.