Discurso de apertura de la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española
El presidente de la Conferencia Episcopal Española ha calificado de “hecho grave y perturbador” la declaración unilateral de independencia de Cataluña durante el discurso inaugural de la 110º Asamblea Plenaria de la CEE. La DUI “significa la ruptura del orden constitucional que los españoles nos hemos dado hace 40 años”.
Durante el discurso inaugural de la 110º Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española (CEE), que se celebra en Madrid hasta el viernes 24 de noviembre, el cardenal Ricardo Blázquez se ha vuelto a pronunciar sobre la situación política que se vive en Catañuña, así como sobre la violencia contra las mujeres, la ideología de género, sobre Europa, la pastoral educativa o el anuncio de la Palabra de Dios.
“Desde hace algún tiempo el desarrollo de los acontecimientos en Cataluña nos preocupaba en medida creciente y nos entristeció la Declaración Unilateral de Independencia”, ha asegurado el presidente de la CEE. Para el también arzobispo de Valladolid, la DUI “significa la ruptura del orden constitucional que los españoles nos hemos dado hace 40 años”.
En este sentido, Blázquez ha dicho que se trata de un “hecho grave y perturbador” de la convivencia garantizada en la constitución “que va más allá de las discrepancias entre las formaciones políticas”. De esta forma, para el restablecimiento de la legalidad ha apelado a la Carta Magna, que “se gestó, redactó y fue aprobada en las urnas, como fruto del consenso entre todos” y que dio “un marco general de libertad y respeto en el que cabían todos”.
Cambios en la constitución
En cualquier caso, ha precisado que tampoco descartaban que se pudiera producir alguna “reforma” de la Constitución de acuerdo al paso de los años pero defienden que estos cambios siempre tienen que producirse de acuerdo a los procedimientos que establece el propio texto.
“Es comprensible que el paso del tiempo y la vitalidad de la sociedad fuera mostrando la conveniencia de reformar o añadir aspectos nuevos en la Constitución para que siempre sea actual pero ella misma indicaba los procedimientos para introducir los cambios oportunos”, ha avisado Blázquez.
Renuncia a la militancia política
Con respecto al papel de la Iglesia, el presidente de la CEE ha asegurado que “desea continuar cumpliendo su misión de reconciliación y pacificación”, como ya hiciera durante la transición española “aunque no siempre sea reconocido”.
En este sentido, Blázquez ha recordado que “el ministerio de los obispos y presbíteros está al servicio de la comunión eclesial; y, por ello, también de la convivencia pacífica de los ciudadanos”. Y ha añadido: “Nuestra renuncia a la militancia política favorece que nadie se considere extraño a la comunidad cristiana por opciones legítimas”.
Mujer, ideología de género, Europa, Educación y palabra de Dios
En su discurso, el arzobispo de Valladolid también ha denunciado la “vergonzosa violencia que se ejerce sobre las mujeres”; y que la ideología de género “niega la diferencia y la reciprocidad natural de hombre y mujer”, “vacía el fundamento antropolíogco de la familia” y promueve “una identidad personal y una intimidad afectiva radicalmente desvinculadas de la diversidad biológica entre hombre y mujer”.
Sobre Europa, el presidente de los obispos españoles ha señalado que “es momento de redescubrir sus orígenes, avivar las raíces, revivir los valores auténticos”.
En otro orden de cosas, Ricardo Blázquez se ha referido a la pastoral educativa. “El Estado debe proteger el derecho a la libertad religiosa y a la libertad educativaque incluye el derecho de los padres a la educación de sus hijos conforme a sus convicciones, como ampara nuestra Constitución y las grandes Declaraciones del Derecho Internacional”, ha explicado al respecto.
Por último, ha hablado del proyecto de creación de un Departamento de Pastoral Bíblica, que «buscará fomentar el mejor conocimiento de la Sagrada Escritura y la creación de grupos bíblicos y de animadores litúrgicos, que sigan el método de la lectio divina y anuncien a Jesucristo, en la vida ordinaria, con hechos y palabras».
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