Sucedió en la Basílica de Táriba (Táchira) y la situación fue denunciada por los responsables de la diócesis
Un comunicado de la Diócesis de San Cristóbal (Estado Táchira), firmado por el obispo Mons Mario Moronta, denuncia y condena los sucesos del pasado domingo 19 de noviembre, en horas de la tarde cuando, luego de un altercado signado por la violencia y el enfrentamiento, un grupo de personas ingresó intempestivamente en el recinto sagrado de la Basílica de Nuestra Señora de La Consolación, en Táriba.
En el Municipio Cárdenas se realizaban elecciones primarias para escoger los candidatos a la próxima jornada electoral. El asunto adquirió visos de gravedad porque se impidió la celebración de la Eucaristía de las 7 pm. Los feligreses tuvieron que ser evacuados por las puertas laterales de la Basílica y no se hizo caso a las advertencias del personal custodio del recinto. Además, tomaron el área del Altar Mayor para realizar el conteo de los votos de algunas mesas de elecciones primarias.
El comunicado. emanado de la diócesis hace pocos momentos. condena los graves hechos en estos contundentes términos:
“Deploramos, denunciamos y condenamos el hecho de haber irrumpido violentamente en la Basílica y haber impedido la celebración de la Eucaristía. Se trata de un acto de profanación del templo y de la Eucaristía. La ley Universal de la Iglesia presenta serias sanciones para aquellos que profanan, tanto el Templo como la Eucaristía. Por eso, todos los que participaron en este hecho abominable, deberán someterse a la ley de la iglesia y hacer reparaciones morales del caso”.
Termina el texto conminando a los autores de hechos tan abominables a “hacer manifestación pública pidiendo disculpas al pueblo de Dios por lo realizado”.
El comunicado del obispo es duro y preciso. Finaliza recriminando el comportamiento incivilizado y ofensivo, precisamente de parte de quienes aspiran a conseguir la confianza del pueblo, a fin de conducir los destinos de las regiones “en momentos de crisis como los que vive el país los dirigentes políticos y quienes tienen algún cargo en el servicio de pueblo, deberán ser conscientes que no es con la violencia, ni con el irrespeto a las personas o a las instituciones como se fortalece la democracia”.
Hechos como este se han multiplicado en Venezuela ante el discurso hostil hacia la Iglesia que resuena desde las más altas esferas del poder. Pero la irrupción violenta en el recinto sagrado, el hecho de impedir la celebración la Santa Misa y la utilización del Altar como mesa de conteo electoral, colmó la paciencia del obispo de la diócesis y desató la ira de los feligreses.