Una historia que no siempre fue dulceIrse de viaje después de la boda es prácticamente una tradición. Incluso, algunas parejas piden a familiares que su regalo sea una colaboración para pagar parte de los gastos de esta primera escapada como matrimonio. Es casi una rutina, ¿pero se han puesto a pensar de dónde viene esta práctica?
No hay un origen concreto y también es un concepto que ha evolucionado mucho con el pasar de los años y las civilizaciones, así que me pareció interesante contarles las diferentes historias alrededor de la luna de miel.
Un mes de vino
Las primeras referencias están en el siglo V, donde distintas civilizaciones tomaban las fases de la luna como calendario. Los novios debían tomar “mead” (una bebida alcohólica a base de miel) durante su primera luna como pareja, ya que supuestamente tenía propiedades afrodisíacas y eso los podía ayudar a concebir su primer bebé. De allí surgió el nombre.
Según cada cultura, los detalles podían cambiar. En el caso de la cultura babilónica, por ejemplo, el padre de la novia debía proveer a su yerno de cerveza de miel durante todo un ciclo entero de la Luna después de la ceremonia; mientras que en la Antigua Roma era la madre quien dejaba miel todas las noches durante el primer mes en la habitación de los novios para darles “energía” para poder concebir.
Poetas ingleses
Los letrados británicos hicieron uso del término luna de miel a mediados del siglo XVI en varios poemas, pero no como un viaje, sino como una manera (un poco pesimista) de describir ese corto período de tiempo justo después del matrimonio en el que los recién casados veían todo bello y dulce, pero como la luna, eso podía cambiar y la relación tornarse distante, fría y misteriosa.
¿Secuestro?
En algunos pueblos (sobre todo nórdicos y asiáticos), la pareja se escapaba y no realizaba una ceremonia formal. Esto sobre todo se veía en las clases bajas porque así el novio evitaba pagar la dote. Por supuesto, debían evitar a toda costa ser encontrados porque entonces el padre de la novia podía exigir su retorno a casa y una compensación, entonces generalmente regresaban cuando ya ella estuviera embarazada para oficializar su relación como marido y mujer y evitar así cualquier anulación posible.
Un asunto de familia
Durante el siglo XIX en Gran Bretaña, la luna de miel no era un espacio íntimo de pareja, sino el viaje que hacían los novios para visitar a todos aquellos familiares y amigos cercanos que por alguna razón no pudieron asistir a la ceremonia. Quizá no era lo más divertido para los recién casados, pero dio pie para que la luna de miel fuera sinónimo de viaje y se transformara en lo que es hoy en la actualidad.
Hoy en día
Quizá hace un par de años la luna de miel era sinónimo de unas vacaciones de lujo, pero hoy en día las parejas han reinventado el concepto y hay unas nuevas tendencias súper interesantes: un viaje de bienestar en un centro de salud con muchas actividades al aire libre y de relajación; alquilar un auto y hacer una gran ruta por carretera con muchas aventuras en el camino; y, una de mis favoritas, lunas de miel con voluntariado… éstas generalmente son en África y, además de disfrutar de los hermosos paisajes naturales, puedes colaborar junto a tu pareja con aldeas necesitadas.
Para nosotros los católicos, el término luna de miel también tiene otro significado especial, ya que además de significar dulzura, la miel, al ser un alimento incorruptible, hace referencia a una unión que es para siempre.