Se produjo la primera reunión formal luego de las controvertidas elecciones regionalesLa Iglesia católica venezolana ha venido alertando acerca de los riesgos sociales de mantener políticas excluyentes desde el gobierno y meramente electoralistas del lado de la oposición. Resulta decepcionante para los venezolanos constatar como el discurso político, de ambos bandos, ignora olímpicamente la problemática humana de emergencia social que atraviesa el país.
La masiva y costosa propaganda electoral -con vistas a elecciones de alcaldes el próximo 10 de diciembre- abruma en los medios radioeléctricos y empapela las ciudades de afiches, vallas y pendones, en descarado contraste con las denuncias de niños que fallecen en los hospitales por falta de alimento o medicinas.
Es una situación que clama al cielo y que ha llevado a la Iglesia a tomar la iniciativa y poner los puntos sobre las íes en un país que cada vez luce más desvinculado, afectiva y políticamente, de su dirigencia y de los centros de poder locales y nacional. De cara a una situación tan explosiva, el asunto adquiere dimensiones de máximo peligro.
Los candidatos a cargos de elección popular hacen esfuerzos por entusiasmar a una ciudadanía que sabe del poder de su voto; pero también de la inutilidad de ese poder cuando no existen garantías para su defensa por parte de la oposición ni de su respeto por parte del régimen.
De esa manera, la orfandad de liderazgo es cada vez más notoria y tendríamos un deslinde total entre el país y sus voces más representativas de no ser por la agenda eclesial la cual, desde todos sus niveles, genera el eco de un pueblo sufriente -a falta de voceros opositores que se ocupen del tema- y encara al gobierno en demanda de sus responsabilidades.
Tal vez ello ha llevado a una representación de la oposición, en concreto de la Asamblea Nacional, a buscar un intercambio con la presidencia de la Conferencia Episcopal, previo a la ronda de diálogo que intentarán en pocos días en República Dominicana.
Durante esa reunión, sostenida hace dos días, los representantes de la iglesia pidieron que el canal humanitario sea una prioridad, en un llamado a la coherencia de los políticos opositores, en primer lugar, con su deber ante las dramáticas necesidades del pueblo. Luego, a la coherencia en el mensaje y su consistencia con los hechos.
Esa coherencia debe comenzar, sin duda, por evitar los dobles discursos. Al término del encuentro, Julio Borges, presidente de la Asamblea Nacional, declaró: “Nosotros vamos a seguir desconociendo a la ANC y una de las cosas que hay que lograr es el desmantelamiento de este poder que es producto de un golpe de Estado. Eso no es negociable”, resaltó.
Pero los gobernadores opositores, con una sola excepción, se juramentaron ante dicha ANC y la presidenta de la cuestionada instancia, Delcy Rodríguez, acudirá a la mesa de diálogo en República Dominicana.
Borges repitió que las exigencias de la coalición que representa se fundamentan en lograr un canal humanitario para medicamentos y alimentos, la liberación de los presos políticos y el cambio de las autoridades del Consejo Nacional Electoral, parte, por cierto, de los famosos cuatro puntos establecidos por el Cardenal Secretario de Estado vaticano, Pietro Parolin, en su leída y releída carta jamás respondida por Nicolás Maduro.