La Iglesia es calificada a menudo de "machista" porque solamente ordena a hombres para el clero, pero afirmar algo así es malinterpretar tanto la doctrina como la historia de la Iglesia.
Un argumento válido es que el cristianismo emancipó a las mujeres de los valores realmente sexistas de la antigüedad pagana, cuando las mujeres (y los niños) eran tratadas como esclavas, propiedad de los hombres.
La norma cristiana para los maridos es que "amen a su esposa como Cristo amó a la Iglesia”, que llegó al punto de sacrificar Su vida (Efesios 5,25).
El catolicismo siempre ha abanderado a mujeres como María, la Madre de Dios, santa María Magdalena y un sinfín de mujeres que son modelos ejemplares tanto de fe como de fortaleza, y hasta tiempos modernos la Iglesia fue la única institución que permitió a las mujeres pensar por sí mismas y poner en práctica sus ideas para así responder a la llamada de Dios.
Entre estas destacadas mujeres se encuentra María Agnesi, la primera mujer que escribió un libro didáctico de matemáticas y que fue designada profesora universitaria de Matemáticas.
Maria Gaetana Agnesi (16 de mayo, 1718 – 9 de enero, 1799) fue la mayor de 21 hermanos en una adinerada familia milanesa.
Su padre ─ que se casó dos veces más tras la muerte de su madre─, Pietro Agnesi, era profesor de Matemáticas en la Universidad de Bolonia, actualmente la universidad más antigua del mundo. A menudo organizaba reuniones de hombres cultos en su hogar, donde discutían sobre Matemáticas y Filosofía.
María participaba en estos seminarios eruditos, aunque era tímida y solamente intervenía para complacer a su padre. Durante los interludios de los discursos de María Gaetana, su hermana María Teresa, compositora y destacada clavecinista, entretenía a los invitados interpretando sus propias composiciones.
María era una niña prodigio que hablaba con fluidez italiano y francés con cinco años. A los once, María dominaba también el griego, el hebreo, el español, el alemán y el latín, por lo que recibió el apodo de "la Oradora de las Siete Lenguas" y "la Políglota Andante".
A los 14 años resolvía complejos problemas de geometría analítica y balística. María hacía de profesora para sus hermanos.
Cuando tenía nueve años, compuso y pronunció un discurso en latín de una hora de duración para los amigos de su padre, sobre el derecho de las mujeres a recibir educación. A menudo escribía en sueños soluciones para espinosos problemas matemáticos.
Tras la caída de Constantinopla en 1453, muchos académicos emigraron a Roma, creando las condiciones intelectuales que precipitaron el Renacimiento.
En Italia, las mujeres inteligentes recibían la admiración de los hombres y las mujeres participaban libremente en Arte, Medicina, Literatura y Matemáticas. María Agnesi fue un sobresaliente producto de su generación.
En 1738, Pietro publicó una colección de ensayos de María sobre Ciencias Naturales y Filosofía, con el título de Propositiones Philosophicae.
Los ensayos se basaban en 190 de sus tesis defendidas durante los seminarios de Pietro, sobre temas diversos como Lógica, Ontología, Mecánica, Hidromecánica, Elasticidad, Mecánica celeste y Gravitación universal, Química, Botánica, Zoología y Mineralogía.
María expresó sus fuertes deseos de entrar en un convento, pero su padre lo desaprobó.
Tras la muerte de su madre, María aprovechó la oportunidad para retirarse de la vida pública, ofreciéndose voluntaria para administrar el hogar de su padre.
Dedicó su tiempo libre a estudiar Matemáticas, bajo la orientación del padre Ramiro Rampinelli, un benedictino olivetano que más adelante fue profesor de Matemáticas en la Universidad de Pavía.
María empezó a escribir un libro didáctico de Matemáticas para sus hermanos, que luego desarrolló hasta crear su obra más importante, Instituzioni Analitiche (Instituciones analíticas), sobre cálculo diferencial e integral.
Tras su publicación en 1748, el libro de María (dedicado a la emperadora María Teresa de Austria) causó sensación en el mundo académico, por su contenido recopilatorio de las obras de varios matemáticos junto a los propios descubrimientos de María.
Fue una de las primeras y más completas obras sobre análisis infinitesimal y de elementos finitos, y fue traducido a varios idiomas para servir como manual por toda Europa.
Desde su publicación, una curva elaborada por los matemáticos católicos Pierre de Fermat y Dom Guido Grandi ha llegado a conocerse como "la bruja de Agnesi", debido a un error de traducción (aunque sí se parece a la imagen tradicional que se tiene de un sombrero de bruja).
El papa Benedicto XIV escribió dos cartas a María. La primera, de junio de 1749, era una nota congratulatoria por la publicación de su libro, acompañada de una medalla de oro y una corona de oro adornada con piedras preciosas.
En su segunda carta, con fecha de septiembre de 1750, el Papa la designó para la cátedra de Matemáticas, Filosofía natural y Física en Bolonia.
Era la segunda mujer en la historia que recibía una cátedra en una universidad; la primera fue la profesora de Física Laura Maria Caterina Bassi.
Sin embargo, María evitaba la atención pública y solo aceptó su plaza como puesto honorario.
Tras la muerte de su padre en 1752, se retiró del mundo académico y prefirió profundizar en Teología y obras sociales, sacrificando sus recursos en favor de los pobres de su parroquia.
En 1771, María se convirtió en directora de Pio Albergo Trivulzio, un hospicio para mujeres ancianas donde sirvió a pobres y enfermas como monja azul hasta su muerte.
Un cráter de Venus ha sido nombrado en honor de María Agnesi. En 1996, el asteroide 16765 también recibió el nombre de Agnesi.
En 2014, se estrenó un Google Doodle por su 296 cumpleaños, y este año la familia Coppola ha producido un brandy en su honor.
Quizás no sea tan famosa como Pascal o Pitágoras, pero María Agnesi todavía deja huella.