Duele la pérdida de los 44 submarinistasTras saberse que las fuerzas nacionales e internacionales que participaban de los operativos de rastrillaje para dar con el desaparecido submarino ARA San Juan ya no contemplan la posibilidad de un rescate con vida de los submarinos, la Argentina quedó sumida en la perplejidad y la desazón. Por eso, la Iglesia Argentina dedicará el Primer Domingo de Adviento a rezar por la pérdida irreparable que duele especialmente a las 44 familias de los submarinistas.
“Conmovidos y perplejos ante la tragedia que ha costado la vida de 44 argentinos, muchos de ellos muy jóvenes, queremos como pastores de la Iglesia expresar nuestra cercanía y afecto a los familiares de estos valientes servidores de la patria que desaparecieron en el mar a bordo del ARA San Juan”, escribió el episcopado en un comunicado dado a conocer ayer.
“En momentos como estos ninguna palabra es suficiente consuelo. Los cristianos solamente encontramos alivio al sufrimiento en ese encuentro con el Señor Jesús que es posible en la oración y en la fe. Por eso, queremos invitar a los hermanos de cada una de nuestras comunidades, de cada parroquia, capilla o centro de culto, a elevar a Dios, nuestro Padre, una oración especial este próximo 3 de diciembre, Primer Domingo de Adviento”, invitan.
“Desde todos los rincones de nuestro país elevemos ese día nuestra plegaria. Pidamos unidos por quienes han sufrido esta pérdida irreparable, para que con María Santísima, madre de todo consuelo, puedan encontrar en la fe un alivio a su dolor; y para que esta tragedia fortalezca, en nuestra querida Argentina, un auténtico amor de hermanos”, completan los Obispos.
El acompañamiento pastoral de las familias fue permanente, principalmente abordado por la prelatura castrense y también por la Iglesia diocesana de Mar del Plata, a cuya base debía haber llegado el ARA San Juan hace ya 15 días.
La prensa argentina especula con que de un momento a otro se declare un duelo nacional, aunque hacerlo supondría terminar de reconocer que los tripulantes han perdido la vida. Cuestión que en los comunicados oficiales parece resguardarse hasta dar con algún tipo de evidencia del submarino, así sea en el lecho del mar, a más de mil metros de profundidad, donde la vida en un navío de este tipo es imposible.
La búsqueda provocó, pese a la irreparable angustia, distintos sucesos inesperados. Por 15 días, en la búsqueda de los submarinistas no hubo banderías políticas propias de la grieta que vive el país desde hace un tiempo. Desde las Islas Malvinas, territorio en el Atlántico Sur disputado entre la Argentina y Gran Bretaña y cuya población local es generalmente critica de cualquier cuestión argentina, se prestó inmediata y total colaboración. Rusos y americanos, europeos, sudamericanos, todos compartieron estrategias de búsqueda y pusieron a disposición su tecnología y recursos en una operación rescate que no pudo darse. El milagro no se dio, pero el hombre parece haber puesto todo para ello.