El Pontífice asegura que existe un ‘error’ en la traducción…El Padre Nuestro es la oración cristiana más importante y compartida. En el Evangelio de Lucas (11, 1) y Mateo (6,9), se narra que Jesús enseñó a sus discípulos a orar. Han pasado más de 2000 años y la traducción en italiano de esta emblemática oración se ha puesto en entredicho. Lo hizo recientemente el mismo papa Francisco.
Probablemente, el problema esté en la frase en latín: “Et ne nos inducas in tentationem“, la sexta parte de la plegaria, que literalmente traduce al italiano: “Non ci indurre in tentazione”. En el italiano moderno, indurre tiene el sentido de “inducir, provocar”.
“En la oración del ‘Padre Nuestro’, en la que se dice que Dios nos induce a la tentación, la traducción no es muy buena”, dijo el Pontífice durante el programa de televisión italiano, TV2000, transmitido en la noche del 6 diciembre de 2017.
“Incluso los franceses han cambiado el texto con una traducción que dice: ‘no me dejes caer en la tentación’: soy yo el que cae, no es él que me lanza en la tentación para luego ver cómo caí. Un padre no hace esto, un padre ayuda a levantarse inmediatamente”, explicó.
“Aquel que te induce a la tentación es Satanás, ese es el oficio de Satanás”, concluyó el Papa.
En realidad, como veremos a continuación, el Papa no hace sino escuchar a los obispos italianos, que llevan casi 30 años planteando la necesidad de revisar la traducción.
¿Qué dice el Padre Nuestro original?
Las versiones litúrgicas que se rezan en los diferentes idiomas provienen del latín, que a su vez es una traducción del griego y este una traducción del arameo, la lengua de Jesús.
En tal caso, consultando con un biblista, podemos considerar que el sentido de la frase del Padre Nuestro en griego (el original) es que Dios ‘no nos deje caer en una prueba’.
Así, la traducción al italiano (en alemán y en latín vernáculo) no es muy precisa. De esta manera, la Conferencia Episcopal Italiana, órgano que reúne a los obispos del ‘bel paese’, quiere cambiar la oración desde 1988 y a la luz de la observación informal del Papa, esto podría acelerar el proceso de revisión del Misal Romano en italiano.
El Papa no mencionó el español, porque la traducción oficial actual, muy correcta, es “no nos dejes caer en la tentación”. Y por ende, es una traducción que entra en el sentido de bondad de un Padre que nos acompaña, como evoca Francisco la enseñanza original de Jesús.
Por ello, Francisco resaltó que la Iglesia católica en Francia había adaptado el texto a uno que reza: “Et ne nous laisse pas entrer en tentation” que traduce “Y no nos dejes entrar en la tentación”. Frase que se ajusta más a una debilidad humana y no a Dios.
En efecto, detrás del Padre Nuestro también es paradójico notar la actitud de los discípulos de Jesús: ¿Por qué los apóstoles piden a Jesús que les enseñe a orar? Ellos, como judíos, ya sabían orar y lo hacían en común; en las Sinagogas y en varios momentos de la jornada.
Ellos descubren con Jesús una nueva forma de vivir la fe. Jesús esperó a que ellos mismos se lo pidieran. En la versión de Mateo, el Padre Nuestro es más largo (Mt 6,9). Igualmente en las dos versiones en el Evangelio, la oración es hecha por los discípulos como hijos de Dios.
En el tiempo de los discípulos, llamar a Dios, ‘Padre’, era un privilegio. Los judíos no lo hacían normalmente por respeto y reverencia.
En 2001, la Congregación para el Culto divino indicó las nuevas normas de traducción de los textos sagrados: la Liturgiam authenticam, y que ahora tienen que ser cambiadas, como dispuso el papa Francisco en el motu proprio Magnum Principium, con la que se modifica el can.838 del Código de Derecho Canónico.
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