No se trata de ser desconsiderados, sino prácticos y hasta amables con alguien más
Aunque como reza el dicho, “la intención es lo que cuenta”, eso no quita el hecho de que a veces recibimos regalos en Navidad que simplemente no nos gustan (o no nos sirve, en el caso de la ropa).
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Claro que en el momento la mayoría ponemos una gran sonrisa y damos las gracias -no por hipocresía sino por consideración con quien nos compró el regalo-, pero luego llegamos a casa y nos preguntamos: ¿Y ahora qué hago con esto?
Enterrarlo en el fondo del clóset hasta el olvido o colocarlo en una esquina donde no se vea mucho es la opción común, pero ¿por qué desperdiciar ese espacio? O, más aún, ¿por qué no darle una mejor vida a ese obsequio?
Cambiarlo
A veces nuestro regalo viene con ticket de cambio incluido o la tienda no exige que presentes la factura de compra (es muy raro, pero a veces pasa) para intercambiarlo por algo del mismo valor que sí vayas a usar (o pagar una diferencia si es más costoso).
Claro, te enterarás de lo que la persona gastó en ti (no te ofendas, quizá lo consiguió en oferta; o, no te sientas miserable porque pagó tres veces más que tú por el suyo y, de paso, lo estás devolviendo) pero ella no se enterará que lo estás regresando a menos que vaya expresamente a averiguarlo.
Incluso, hay quienes te dicen: “Si no te gusta, podemos ir a cambiarlo”, ¿por qué no creer que lo dicen en serio? ¿Igual te da mucha pena?
Siempre puedes usar “excusas” (ok, mentiritas blancas) como: “me encanta el libro pero justo me lo regaló un amigo hace un par de días” o “me encanta la blusa pero el problema es que este tipo de tela me da alergia”.
Donarlo
Lo que a ti te sobra o descartas, a mucha gente le hace falta… así que antes de dejar algo agarrando polvo o, peor, botarlo, mejor obsequiarlo a la caridad. Son muchas las organizaciones que aceptan desde ropa y artículos del hogar hasta juguetes.
Decir la verdad
Ok, esta es la opción más arriesgada pero igual es perfectamente válida.
En mi opinión, de hacerlo, debe ser alguien de mucha confianza (como tus padres o tu pareja, por ejemplo) y se debe cuidar más es la manera de decirlo.
Siempre está el riesgo de parecer un(a) malagradecido(a), pero también hay quienes aprecian que les hayas dicho la verdad y así conocer más tus gustos y preferencias para acertar el año que viene.
También puedes pedirle a alguien más que lo haga por ti, por ejemplo, que tu hermana le diga a tu novio en secreto que “en verdad a ti no te gusta el color rosado”; de esta forma, él recibe el mensaje para futuras ocasiones y tú quedaste como “la tierna chica que no quiso herir sus sentimientos”.
Re-regalarlo
Aquí hay más de uno que se puede escandalizar, pero lo cierto es que hay tantos gustos como personas en el mundo, así que a lo mejor lo que a ti no te agradó o quedó, resulta lo más bonito o útil para alguien más.
Eso sí, busca que no sea alguien en común para evitarte una situación bien incómoda (decir que a ti te gustó tanto tu regalo que fuiste a comprarle uno igual, no siempre funciona), chequea que no sea nada personalizado (como un pañuelo con tus iniciales), no re-regales algo que ya esté usado o abierto y guarda como secreto de estado que se trata de un obsequio que te habían dado a ti antes.
Igual quedártelo
Hay ciertos regalos que, aunque no nos gustaron, por estrategia y la paz familiar hay que conservarlos.
Por ejemplo, puede ser que tu suegra te regaló una bandeja que detestes, pero ella esperará que la saques en la próxima reunión familiar (y si no lo haces, seguramente te preguntará por ella); o quizá tu abuela te regaló un sweater que no te gusta pero, para no herir sus sentimientos, te lo puedes poner un día para ir a su casa (cuando más nadie te vea) y en un par de meses donarlo a la caridad.
La verdad es que hay muchas opciones para lidiar con ese regalo que no te gustó como para que te des mala vida por ello. Igualmente, recuerda que tú también quizá le diste a alguien un obsequio no deseado, así que no perdamos el verdadero significado de estas fechas.
