La policía brasileña investiga el suceso en el que dos hermanos de entre 8 y 12 años aparecieron asesinados
Dos hermanos, entre 8 y 12 años, habrían sido secuestrados en Argentina y decapitados en ofrenda al diablo en Rio Grande do Sul
La Policía Civil de Novo Hamburgo, en el Estado brasileño de Rio Grande do Sul, arrestó a cuatro personas de una lista de siete sospechosos de participación en un supuesto ritual satánico en el que dos niños habían sido sacrificados en ofrenda al diablo.
Entre los presos están el hombre apuntado como líder del templo satánico y uno de los dos socios que habrían contratado el ritual humano para obtener prosperidad económica en negocios inmobiliarios y en la compra y venta de coches. El otro socio está prófugo. También entre los forajidos hay un argentino que, según el portavoz Moacir Fermino, habría sido el responsable de raptar a los niños en su propio país, a cambio de un camión robado, y traerlas a Brasil.
Los niños asesinados serían un niño y una niña, hermanos, con edades entre 8 y 12 años. Las partes de sus cuerpos, descuartizados, fueron encontradas en septiembre de 2017, cuando comenzaron las investigaciones.
Los acusados, además de negar la implicación, afirman no conocer al hombre señalado como autor del ritual satánico. La policía, sin embargo, afirma tener pruebas documentales y relatos de testigos que confirman tanto la relación entre los acusados como la realización del ritual. El portavoz de la policía civil también considera que debe haber otras víctimas de rituales satánicos practicados por el mismo líder.
El ritual
Siempre según el portavoz Moacir Fermino, hay indicios de que uno de los socios participantes en el culto satánico haya pasado por un ritual previo en el que “renunció a Jesús” dentro de una iglesia, donde habría derramado sangre sobre una Biblia. “Tenemos varias Biblias que serán analizadas”, indicó.
En cuanto a los niños sacrificados, la investigación comprobó que, en el cuerpo del niño, “hay dosificación altísima de alcohol”. En el caso de la niña, se identificaron marcas de perforación de cuchillo en uno de los miembros encontrados. Los cráneos no se encontraron hasta el momento.
Uno de los testigos relató a la policía que vio al niño atado a un pedestal y la niña acostada en el suelo, dentro de un recinto del templo en penumbra, iluminado sólo por velas. Los participantes del culto estaban arrodillados alrededor. Los testigos afirman que no permanecieron en el templo hasta el final del ritual. La policía considera que los niños habrían sido decapitados por medio de torniquetes.
El ritual habría ocurrido en una noche de luna creciente e implicaría una serie de simbolismos relacionados con el número 7. El demonio al que se habrían ofrecido sería Moloch, vinculado al sacrificio infantil.
Durante el ritual, los participantes habrían consumido carne y bebieron sangre de las víctimas.
Una pareja que vive cerca del templo, sin embargo, declaró a la prensa que ya ha participado en varios rituales religiosos en el lugar, pero ninguno que involucra sangre o sacrificio de seres vivos de cualquier especie.