A partir de lo que arranca como un drama criminal, Martin McDonagh ha construido un filme que habla sobre la pérdida y sobre el perdónAunque el entramado argumental de Tres anuncios en las afueras gire en torno a dos muertes –más concretamente, un homicidio y un suicidio–, su máximo responsable, Martin McDonagh, no pretende en ningún momento adentrarse en el terreno del drama criminal.
De hecho, como ya ocurría en su anterior Escondidos en Brujas respecto al thriller, el director y guionista más bien huye de forma plenamente consciente de las formas más convencionales de dicho subgénero, y frustra las expectativas del público a la hora de darle una resolución a las cuitas de sus protagonistas, especialmente Mildred Hayes (Frances McDormand), por una sencilla razón: en la vida real no siempre hay clímax, ni catarsis. Algunos crímenes no se resuelven. Y el dolor y la rabia no siempre pasan –y sí pesan– ni se apaciguan con el tiempo.
Precisamente, a McDonagh no le interesa tanto hablar de los ya mencionados decesos como del rastro que éstos dejan en los personajes de la película. Su atención está puesta, pues, sobre la pérdida, el proceso de duelo, y cómo cada persona se enfrenta a –y no siempre supera– ese vacío que deja la persona amada. Una ausencia representada, en el caso de Angela (Kathryn Newton), la hija de Mildred, por el terreno quemado tras su violación y asesinato; y en el caso del sheriff Willoughby (Woody Harrelson) –la voz de la razón dentro de una ficción llena de personajes descontrolados por la rabia–, por las cartas manuscritas que dejar a aquéllos que le rodean y que, hasta cierto punto, les ayudan a reconciliarse con su propio dolor.
Y es que, pese a lo amargo de su punto de partida, y al sufrimiento al que somete a sus protagonistas –así como a los continuos desafíos a la autoridad por parte del personaje de McDormand–, Tres anuncios en las afueras acaba apostando por el perdón, por renovar la fe hacia los demás.
Ese viaje final en coche de Mildred y Jason Dixon (Sam Rockwell) –lo más parecido a una resolución dentro de una película que no pretende cerrar nada, más allá del arco dramático que atraviesan sus personajes– no representa solamente su pacificación, sino también una puerta abierta a la esperanza de que quizás, y solamente quizás, puedan sanar sus respectivas heridas. De que existe la posibilidad de que sean capaces, en algún momento, de mirar hacia delante en lugar de hacia atrás.
Pero todo ello no funcionaría si no estuviera defendido por unos actores tan sólidos y tan brillantes como McDormand y Rockwell –que, no en vano, fueron las primeras opciones del director para sus respectivos papeles–: si la primera aporta dignidad, fuerza y, sobre todo, una presencia escénica incomensurable a Mildred, el segundo es capaz de dotar de humanidad y cercanía a un personaje que, por momentos, roza la caricatura.
A su alrededor, McDonagh –cuya cinematografía gira en torno a sus intérpretes y a la construcción de sus personajes, rasgo heredado de su trabajo como dramaturgo– configura un microuniverso matizadísimo, lleno de secundarios fascinantes que sirven para apoyar el centro dramático que suponen sus protagonistas principales.
Ficha Técnica
Título original: Three Billboards Outside Ebbing, Missouri
Año: 2017
Países: Gran Bretaña, Estados Unidos
Género: Comedia negra
Director y guionista: Martin McDonagh
Reparto: Frances McDormand, Woody Harrelson, Sam Rockwell, John Hawkes, Peter Dinklage, Lucas Hedges