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¿Qué dice tu bolso de ti?

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Cecilia Zinicola - publicado el 18/01/18
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Este accesorio fundamental para la mujer refleja nuestra personalidad y nuestra forma de vivir.¿Te ha pasado alguna vez tener que hacer una limpieza general de tu bolso al encontrarte con un cúmulo de artículos – desde papelitos hasta esmaltes- que terminaron siendo totalmente innecesarios?

Si te ocurrió algo parecido, es muy normal y existe una explicación para ello.

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Shutterstock-Victoria Chudinova

¿Qué se puede encontrar en la cartera de una mujer?

En cada bolso de mujer (o cartera, como diremos en Argentina)  hay un rompecabezas: una combinación específica de artículos que revela mucho sobre su personalidad y su rutina, desde sus hábitos de limpieza y su preparación hasta el modo en que su cerebro trabaja.

Hoy día parece imposible que una mujer no tenga al menos un bolso. Sin embargo, lo que no se sabe es que, como muchos objetos que las mujeres usamos hoy, la cartera fue una invención masculina.

Recién se convirtió en un accesorio femenino con la llegada del siglo XX, momento en que las mujeres empezaron a salir al munda solas y llevar sus propias pertenencias. De hecho, las primeras carteras eran pequeños bolsos de mano, tenían un uso concreto y práctico y eran utilizadas sólo por los hombres.

Con la mujer se dio un giro y – más allá de su utilidad- se volvió un objeto divertido, colorido, más complejo, con colores, texturas y formas en donde todo se mezcla y con el tiempo, cada vez más grande y con más bolsillos para guardar más cosas.

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Lady May Pamintuan -CC

En manos de la mujer, el bolso y su contenido se convirtieron en un misterio para el hombre: chicles, libros, bolígrafos en abundancia, peines, estuches de maquillaje (posiblemente sin usar), bolsitas de té de manzanilla, cargadores de teléfono, analgésicos, recibos viejos, envoltorios vacíos, algún cambio de dinero, papel higiénico… y la lista puede continuar.

Lo que entra en la cartera de una mujer está dictado por lo que esa mujer piensa que es importante para ella. Entonces, las necesidades de cada mujer difieren según su estilo de vida.


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Si eres una persona que le importa la limpieza, seguramente tendrás pañuelitos, alcohol en gel, toallitas húmedas o hasta un perfume.

Si te importa mucho la dieta, alguna barrita de cereal, snacks varios o vitaminas; y una tonelada de artículos de belleza si tu imagen es crucial para ti.

Pero más allá de las diferencias lo que sí nos toca a la mayoría, al contrario de lo que sucede con los hombres que simplemente llevan una billetera, es la tendencia de llenar nuestras carteras cada vez más.


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Antoine K-(CC BY-SA 2.0)

¿Por qué es más fácil que una mujer lleve mucho y el hombre no?

¿En qué somos diferentes a los hombres? ¿Qué es lo que sucede con el cableado de nuestro cerebro que puede causar un comportamiento tan diferente al de ellos?

La diferencia se explica por una estructura neurofísica: las mujeres estamos estructuradas para retenerlo todo y sentirnos necesitadas.

La retención se expresa no sólo físicamente – como por ejemplo en nuestra capacidad de retener líquidos o celulitis que los hombres-, sino también en hechos simples como guardar cosas, tener excelente memoria, ser insistentes, preguntonas, reiterativas, tener problemas para terminar las discusiones o poner fin a una relación que nos hace daño.

Mientras que las mujeres tenemos una habilidad natural de “retención”, los hombres por el contrario tienen una tendencia a “soltar”. Por eso, su pensamiento sobre las cosas es más práctico y es más realista y tiende a separar situaciones o a olvidar más fácilmente.

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Shutterstock-andersphoto

Si fuéramos totalmente realistas estaríamos de acuerdo en que en realidad lo que necesitamos llevar en nuestra cartera probablemente son las llaves, el teléfono celular y la billetera, pero eso sería una tarea más difícil para nosotras: como nuestra cabeza, nuestros bolsos se llenan de cosas fácilmente.

Esta manera diversa en que somos hombres y mujeres, también está marcada por otra diferencia que la psicóloga chilena Pilar Sordo ha demostrado en su investigación de “Viva la Diferencia”: mientras que los hombres necesitan ser admirados, las mujeres necesitamos ser necesitadas.

La mayoría de las mujeres dirán que la razón principal por la que llevan tantos artículos en su cartera es porque una nunca sabe cuándo necesitará algo (algo que es imaginario, que aún no existe), y el llevarlas las hace sentirse preparadas para cualquier situación.

A las mujeres nos gusta saber que en caso de que necesitemos algo, lo tendremos. Nos gusta tener cierto control, así como también cosas “por si acaso” y además, “una nunca sabe cuándo tendrá que salvar el mundo”.

Es un pensamiento aleatorio, pero eso es tan aleatorio como las cosas en nuestras carteras. Por eso, tampoco es extraño que llevemos cosas para otros: la familia, las amigas, el trabajo, la mascota y todo lo que podamos hacer entrar en la cartera.

Las mujeres tendemos a vernos en relación con los demás, a compartir e incluirlos con más facilidad que los hombres y saber que podemos hacer algo por ellos.

Así es como terminamos llevando el costurero por si en la fiesta el botón de la camisa de otro invitado se sale, la aspirina por si a un hijo le duele la cabeza, un protector diario por si una amiga necesita uno y no tiene en ese momento.

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Dickson Phua-(CC BY-NC-ND 2.0)

¿Cómo buscar el equilibrio?

Comprender cómo somos nos ayuda a conocernos mejor y apreciar el valor de nuestra feminidad, pero también a ordenarnos así como lo hacemos tarde o temprano con nuestros bolsos cuando ya nos quedamos sin espacio o no podemos encontrar nada de lo que buscamos.

No tenemos que perder nuestra originalidad femenina, pero sí podemos aprender mucho de la practicidad masculina y recordar que somos complemento.

Pensar en los demás y ayudar es positivo, siempre y cuando una no se olvide de sí misma.

Es bueno sentirse útil y valorada, pero no podemos siempre pretender que desde afuera nos feliciten, nos refuercen, nos premien o nos hagan feliz, porque así nunca vamos a estar conformes.

Así como una mujer se hace cargo de su bolso, una mujer que se hace cargo de su propia historia rompe con esos paradigmas. Cuando una se autoconstruye, se hace cargo de la propia vida sin esperar que lo externo la defina y difícilmente pierda de vista lo más importante que debe llevar.

La famosa colombiana especialista de la moda Nina García, cuenta en unos de sus libros cómo las mujeres se hacen víctimas de la moda con carteras muy costosas y demasiado recargadas.

De la misma manera, lo mismo se aplica en la vida: buscar el equilibrio interior es importante para poner en orden todo lo demás.

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