Las primeras comunidades cristianas se reunían para sus ritos religiosos en casas privadas, una sala servía para el culto y la comida en común. Esto era antes del edicto de Milán, en la época de las persecuciones cristianas, durante las que se reunían con la máxima precaución para no ser descubiertos.
A estos lugares se les llamaba Domus Ecclesia que en latín significa: “casa de la asamblea" o "casa de la iglesia", las comúnmente llamadas iglesias domésticas.
El uso de estas pequeñas iglesias está documentado en las cartas de San Pablo, como podemos ver en la carta a los Romanos 16.3 saluda a Aquila y Prisca quienes son poseedores de una casa con este fin en el monte Aventino de Roma.
Los lugares de culto cristianos no se distinguían arquitectónicamente de los edificios de viviendas normales, aunque es posible que antes de 312 ya hubieran sido construidos específicamente para el culto algunas habitaciones simples.
Generalmente estas domus ecclesiae llevaban el nombre del propietario, como por ejemplo: ecclesiae Caeciliae, ecclesiae Clementis, ecclesia Priscae.
Nuestra idea es mostrarte estas maravillosas domus ecclesiae, que a pesar de los más de 2000 años de cristiandad siguen todavía en pie atesorando valiosamente la historia y tradición de nuestra fe cristiana.
Domus Prisca
Comenzamos con la domus Prisca, personaje de quien menciona san Pablo en sus cartas.
Es muy difícil de establecer la verdadera identidad de esta mártir romana, a pesar de los numerosos estudios de documentos antiguos, ya que es probable que las diversas noticias sobre ella se refieran a tres personas diferentes.
Una tradición afirma que en realidad es la misma Priscila que se menciona en Hch.14, 1-4:
Otra tradición afirma que en realidad Prisca es la hija de Áquila y Priscila.
La tradición dice también que en este lugar en el monte Aventino y no sólo la tradición sino también los estudios arqueológicos, en la casa de Áquila y Priscila se tenían reuniones del culto cristiano, y que fue visitada por el mismo San Pedro y San Pablo.
Santa Prisca, hoy
Según la leyenda la iglesia conserva la pira bautismal que se usa hasta hoy, donde San Pedro bautizó a Santa Prisca.
La iglesia fue varias veces restaurada a través de los años hasta adquirir el aspecto actual, aun conserva (a pesar de ser desvastada en el 1084 por los normandos) las 14 columnas de su antigua estructura.
El ábside recuerda con una gran pintura a San Pedro bautizando Santa Prisca.
Antiguamente Santa Prisca era una de las iglesias en el que el papa celebraba la misa de estación del martes de la Semana Santa.