Un accesorio cargado de simbolismo pero que podría quedarse sólo en una imagen sin efectividadPareciera que el cine a nivel mundial se ha unido para demostrarle a la gente, por lo menos visualmente, que sí le importa el rol de la mujer en la industria. Por ejemplo, en los Globos de Oro los actores y actrices se vistieron completamente de negro para solidarizarse con las víctimas de acoso y/o abuso sexual; e incluso en los Grammys (aunque estén dedicados a la música), los artistas llevaron una rosa blanca para pedir equidad de género y mejores condiciones para las mujeres de cualquier ámbito.
Y ahora en los Premios Goya se ha decidido que, especialmente las mujeres, lleven un abanico rojo con el hashtag #MásMujeres impreso para exigir menos desigualdad en el cine español.
La idea fue propuesta por los miembros de la Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales (CIMA) para denunciar no sólo lo que ocurre en la industria cinematográfica en concreto, sino también hasta en la mismísima ceremonia de los Goya de este año: “Sólo hay un 27% de mujeres nominadas. En ocho categorías no existe ni una sola mujer y, a pesar de la desigual presencia femenina, dos de las cinco películas que aspiran al máximo galardón están dirigidas por mujeres”.
Por eso es que si analizamos las últimas 31 ediciones de los Goya, veremos que de cada cinco triunfadores sólo una es mujer aproximadamente.
¿Por moda o por convicción?
Lamentablemente, esto no es novedad, ya el año pasado también se hacía la misma denuncia y, por lo visto, sin ninguna consecuencia efectiva. La actriz Cuca Escribano, por ejemplo, lució un chal donde se leía “Más personajes femeninos”; y cuando Ana Belén recogió su Goya de Honor expresó rotundamente: “Nos cuesta mucho trabajo que nos reconozcan el mismo trabajo en una profesión liberal como la nuestra. Sí, estamos mejor que hace cincuenta años, pero se me escapa la razón por qué faltan mujeres. Si a veces no se necesitaran para interpretar, ni siquiera estaríamos”.
Este año, quizá más por un tema de presión mediática, se ha llegado al acuerdo del abanico porque, ciertamente, a nivel visual, se percibe más como un movimiento unitario; además que no sólo será llevado, sino también repartido para hacerlo inclusivo.
Particularmente, escoger un abanico me parece un guiño interesante, sobre todo si es visto como un complemento de protesta, no como elemento de moda que va a cambiar el mundo.
Además de ser un símbolo de la cultura española, también hay que ver la historia detrás de su uso. Antiguamente, las mujeres tenían todo un lenguaje en la forma que lo agarraban y lo usaban, sobre todo en una sociedad donde no se les permitía expresarse verbalmente.
Mujeres y hombres, juntos
Y ahora que pueden expresarse libremente toca defender su importancia en el mundo. La mujer ha empezado el 2018 con fuerza y, la Gala de los Goya ha sido otra ocasión para demostrarlo, y esta vez, en español.
Penélope Cruz, por ejemplo, ha declarado que “es surrealista tener que estar hablando en 2018 de este desequilibrio tan grande, de que solo el 7% de las mujeres sean directoras. Hasta que las cosas no sean más justas en el mundo, habrá que seguir hablando de ello. Todas hemos vivido situaciones, no solo de acoso sexual, de ese machismo. No he tenido la sensación de que tenga que estar siempre guapa para conseguir trabajo. Cuando pedimos igualdad, no pedimos separación. Entre todos podemos conseguir que las cosas sean más justas”.
Por su parte, su marido, Javier Bardem defiende que “se trata de reivindicar el sentido común, señores. Paridad, equidad, equilibrio en salarios y en derechos. Hay que pasar de hablarlo a denunciar a las empresas que lo hacen. Los hombres tienen que apoyar a las mujeres que denuncian y hablan. Penélope Cruz ha cobrado lo mismo que yo en la película porque soy el productor.”
En cuanto a este tema del desequilibrio salarial, Santiago Segura opina: “A mí me ofende esa brecha, no quiero hacer un trabajo en el que una compañera cobre menos”.
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Esta lucha pasa también por trabajar en contra de ciertos estereotipos. Irene Escolar, que en 2016 recibió el Goya a mejor actriz revelación, comentó quiere “recibir guiones que escapen de estereotipos. Mujeres con problemas, conflictos a resolver, con peso, que no todo esté ligado al físico. Las mujeres somos mucho más”
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Así, en España, a través la Gala de los Goya se ha querido reorientar el discurso mediático que comenzó con la campaña #MeToo a raíz de los escándalos en Hollywood. Ahora ya no hablamos de acoso sexual sino que se reivindica la igualdad de la presencia de las mujeres en un mundo hasta ahora dominado por hombres.
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Ojalá el año que viene podamos escribir: sí, #MásMujeres sirvió de presión y funcionó. Como declaró Isabel Coixet, ganadora del Goya a la mejor dirección por La librería, “ojalá esto se quede en algo más del hagshtag y el titular, en el ‘hoy vamos a hablar mucho de esto’ y mañana las condiciones laborales no vuelvan a ser las mismas'”.
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