La “patada histórica” funcionó: eliminada la reelección presidencial indefinida
Los ecuatorianos aprobaron en referéndum y consulta popular suprimir la reelección indefinida e inhabilitar de cualquier participación política a quienes hayan sido sentenciados por corrupción.
La mayoría de los ecuatorianos rechazó la reelección indefinida al reducirla solo a dos periodos, como una de las siete preguntas de la reforma constitucional sometida a referéndum por el presidente Lenin Moreno el pasado domingo.
Si bien se incluyeron en ella otros temas como la reestructuración del Consejo de Participación Ciudadana; la negativa a que prescriban los delitos sexuales contra menores; la prohibición de la minería metálica y cambios en la Ley de Plusvalía, el verdadero propósito de la propuesta de Moreno era bloquear el camino a una nueva elección del ex presidente Rafael Correa, ahora enfrentado a su expresidente con quien protagoniza la famosa “patada histórica” como una curiosa constante de la historia latinoamericana.
Así se zanjan con cierta frecuencia los problemas de liderazgo cuando las democracias son frágiles, las instituciones débiles y el caudillismo acecha desde el pasado camuflageado de mesianismo como si de una mágica unción salvadora se tratara.
La tesis del Sí se impuso en las siete preguntas que resuelven graves problemas pendientes para la sociedad ecuatoriana. Un 74.80% de participación se volcó con un promedio de casi 70% de coincidencia afirmativa en casi todas las preguntas. Ello deja claro lo que desea una abrumadora mayoría y sienta pautas para la convivencia política y social en adelante.
Destaca la derrota de la reelección indefinida, fuente de corrupción, de ventajismos y de entronización de lo que en América Latina llamamos “vieja política”, vieja no por la edad que muchas veces aporta experiencia, sino por malas prácticas que se mineralizan desgastando procesos y asfixiando el necesario relevo.
Después de seis meses de enfrentamientos verbales y virtuales parece que ha llegado una tregua al escenario político ecuatoriano. En países como Venezuela se saliva ante la posibilidad de que un pueblo vecino pueda ser convocado y decida libremente por su voto qué pasará con sus políticos, cuáles son los vicios -como la corrupción- que quiere ver erradicados y cuáles asuntos desea resolver porque son nocivos para la convivencia, como el caso de los abusadores de niños. Pero, sobre todo, hacer válido su concurso para terminar con la confrontación.
El analista político y periodista venezolano Manuel Felipe Sierra escribió: “El cambio constitucional de Moreno equivale al llamado a la Asamblea Nacional Constituyente de Maduro el año pasado y que le permitió al mandatario enfrentar un clima de violencia en la calle y complicaciones –las cuales se consideraban insuperables- en términos de gobernabilidad”.
Pero lo cierto es que el hecho tiene una indudable trascendencia por cuanto la famosa reelección (Evo Morales insiste en ella al igual que Nicolás Maduro con la próxima elección presidencial) tradicionalmente se ha considerado como una nefasta herencia de los regímenes dictatoriales del siglo XIX la cual impidió y ahora amenaza con impedir de nuevo el pleno desarrollo de la democracia y sus nuevas implicaciones sociales y económicas.
El movimiento político que unió en militancia a Correa y Moreno, ahora se encuentra ante un nuevo panorama luego de este referéndum que se presenta como una línea divisoria luego de 10 años de Revolución Ciudadana. Cada revolución tiene su punto de no retorno y ésta la encontró en la ciudadanía harta de corrupción. ¿Lograrán seriamente inhabilitarla? “No volverán los viejos políticos” a Ecuador, exclamó Lenin Moreno apenas conoció los resultados de la consulta. El tiempo dirá si eso es suficiente.