La retirada del óleo “Hylas y las ninfas” de la Art Gallery de Manchester plantea con qué criterios valorar una obra de arteDesde hace unas semanas, la Manchester Art Gallery es el centro de una polémica que va más allá del mundo del arte. A finales de enero, los responsables de este museo público decidieron retirar el óleo “Hylas y las ninfas” del artista prerrafaelita John William Waterhouse (1849-1917) por considerar que la obra “trata a la mujer como un mero objeto”.
En la obra, unas náyades (ninfas de fuentes) atraen hacia sí a Hylas, hermoso hijo del rey Tiodamante, para llevarlo a la perdición y que muera ahogado en el agua de la fuente Pegea.
La decisión de hacer desaparecer el cuadro (que incluyó sacar de la tienda las postales incluso) no pretendía una caza de brujas pero sí sacudir conciencias: “No se trataba de negar la existencia de obras de arte en particular“, explicó la conservadora de arte contemporáneo Clare Gannaway.
La sala donde estaba “Hylas…” ha pasado a convertirse en espacio para el diálogo sobre el arte, la mujer, la belleza y la pornografía. Con notas y post-its, los visitantes pueden dar su opinión al respecto.
La cosificación de la mujer en el arte, el abuso y los límites con la pornografía son cuestiones que aparecen periódicamente en los medios de comunicación. Sin embargo, el debate se ha intensificado tras las recientes campañas Time’s Up y #MeToo, en contra de los abusos a mujeres.
¿Algún criterio para valorar estos casos?
¿Puede extraerse alguna lección más allá de la polémica, que nos ayude a fijar criterios de valoración para los siguientes casos? ¿Cómo valorar una obra de arte, sobre todo cuando la Historia nos la propone como bella y pieza de prestigio?
La filósofa Magdalena Bosch piensa que “el debate que se genera es muy interesante y considero positivo que exista”.
Para Bosch, profesora de la Universitat Internacional de Catalunya, “en este óleo es difícil discernir hasta qué punto es un elogio de la belleza del cuerpo femenino o una cosificación de él. Creo que es importante estudiar esta diferencia: saber valorar el arte cuando es un elogio y saber denunciarlo cuando es cosificador.”
En el caso de “Hylas y las ninfas”, “esta pintura es elegante, tiene un tono poético y cierta sublimación de las ninfas… No se trata de porno a lo bruto. Por este motivo, puede no percibirse como pintura que cosifica: ya sea porque tienen formación artística y captan más el estilo, las connotaciones culturales, la corriente estética que sigue, etc. O bien porque tiene diversas sensibilidades y modos de mirar. Hay un margen amplio que depende del observador”.
¿Qué deberíamos hacer con el arte erótico?
Bosch propone una valoración de cada obra según lo que aporta en conjunto. “Hay representaciones con cierta carga erótica que toleramos por el valor artístico: perfección técnica, perfección estética, poder evocador, innovación… Imaginemos todas las pinturas que tratan mitos de contenido erótico, por ejemplo el rapto de Helena… ¿qué deberíamos hacer con todas ellas? Es interesante pensarlo”.
“Por otro lado, resulta sorprendente -dice- que se denuncie una pintura como esta y no se reclame la moderación en tanta publicidad que de modo masivo y con mucho más impacto, construye un imaginario femenino cosificante, que dificulta o impide ver a la mujer como persona y no como objeto”.