Una “alarmante nueva tendencia”, advierte la ONG Child Soldiers International Lo acontecido el 25 de marzo de 2010 en la localidad de El Charco, departamento de Nariño (Colombia), jamás se debería olvidar. Ese día, Heriberto Grueso Estupiñán, un niño de 11 años, se convirtió en “mensajero de la muerte” luego de ser escogido por las FARC, actualmente ex grupo guerrillero colombiano, para concretar un sangriento atentado.
Ese día, luego de salir de un centro educativo, un miliciano le dijo: “Lleve esta colchoneta a la estación”. El niño accedió al pedido a cambio de una módica suma de dinero. Ante la incredulidad de propios y extraños en determinado momento, al acercarse a un puesto policial, se escuchó una fuerte detonación. El niño murió al instante y la explosión dejó a varios civiles y policías heridos.
Lo que le sucedió a Heriberto ha sido un verdadero drama, un dolor sin fronteras para su familia, en especial su madre, quien logró conservar una foto para recordarlo. “Mi hijo solo tenía 11 años y no le hacía daño a nadie”, había declarado hace unos años a El Tiempo, medio local que reconstruyó la historia de Heriberto, el “niño- bomba”, un fiel reflejo de las peores atrocidades de la guerra.
Pero cada vez más niños son usados con estos fines y así da cuenta un reciente informe presentado por la ONG Child Soldiers International, organización encargada de alertar el aumento del uso de menores como “bombas humanas”, una práctica extendida en al menos 18 países en combates desde el año 2016.
A través de un comunicado -en el marco de un nuevo aniversario del protocolo de la Convención de los Derechos del Niño con énfasis en la declaración de que ningún menor de 18 años puede ser utilizado en combate- esta organización subrayó que esta práctica se ha convertido “en una alarmante nueva tendencia”.
Precisamente, en América Latina, Colombia integra la lista de países en los que se ha registrado esta práctica, además de otros como India, Pakistán, Afganistán, Filipinas, Myanmar, Irak, y otros países como Somalia, Nigeria y Sudán, entre otros, reproduce EFE en base a la ONG.
Uno de los casos más emblemáticos es el atribuido al grupo terrorista Boko Haram en Nigeria y su frecuente utilización de niñas como “bombas humanas”.
No solo “no estatales”
El informe denuncia también que no solo los grupos guerrilleros o no estales hace uso de los niños para la guerra.
“El abuso sexual, físico y psicológico de los niños en conflictos sigue siendo sorprendentemente frecuente”, agrega el comunicado de Child Soldiers International respecto de una situación que avergüenza al mundo entero.
El drama de todos estos niños -que han sido utilizados para la guerra a lo largo de los últimos años y en especial en la actualidad- representa una clara oportunidad para reflexionar este viernes 23 de febrero, día que el papa Francisco ha convocado una Jornada de Oración y Ayuno por la Paz, en particular por las poblaciones de la República Democrática del Congo y Sudán del Sur.