Polémica entre Bolivia y Argentina por la atención médica en JujuyEn el escenario A, estás de turista en un país vecino al tuyo, sientes un dolor muy fuerte en el estómago y te sientes con alta temperatura, vas al hospital público más cercano, verifican rápidamente que tienes un cuadro de apendicitis, te operan, permaneces internado un día o dos, y te regresas a tu hotel y a los dos días a tu hogar.
En el escenario B, vives a menos de una hora de la frontera de un país en el que sabes que la atención es mejor que la del tuyo o simplemente lo prefieres porque no tienes esas prestaciones gratuitas en tu país, viajas hasta el país vecino y pides una revisión porque hace semanas tienes una migraña muy fuerte y no puedes controlarla.
Te indican unos estudios, a la semana regresas para que te confirmen el diagnóstico y te indiquen una medicación, y te regresas a tu hogar y tu país. No en todos los países del mundo recibirás una atención gratuita sin casi chistar para ambos casos, pero en Jujuy, al norte de la Argentina en la frontera con Bolivia, hasta ahora sí.
¿Corresponde brindar atención gratuita a ciudadanos de otros países, que pagan impuestos para la atención en otras jurisdicciones? Para las hospitales públicos de la Argentina, la normativa contempla que sí.
Pero en la fronteriza Jujuy, las autoridades gubernamentales están considerando un cambio que podría tener impacto y movilizar a todo el país. La intención es que las urgencias continúen el camino de la gratuidad, pero aquellas atenciones de baja complejidad, o de las que deriven tratamientos de mediano y largo plazo comiencen a ser prestadas con un pago. Supondría para las debilitadas economías regionales un alivio presupuestario muy importante, aducen.
El debate tomó calor en la Argentina al trascender un documento diplomático en el que el país del altiplano rechazaba un acuerdo de reciprocidad aduciendo una norma interna que no contempla la posibilidad de atención a extranjeros. Posteriormente, las autoridades bolivianas aclararon que ya están trabajando un convenio específico.
Entre algunos países como Argentina y Chile existen acuerdos de reciprocidad para la atención de emergencias, a las que se define como “toda condición de salud o cuadro clínico que implique riesgo vital y/o secuela funcional grave para una persona de no mediar atención médica inmediata e impostergable”. Si el turista tiene un seguro de viaje, los costos los debiera afrontar esta compañía, pero si no, la atención por ejemplo de casos como el escenario A que encabeza esta nota, estarían garantizados. No así cuestiones como las del escenario B.
En otros países como Uruguay, aún la atención en hospitales públicos de casos de emergencias se cobra a extranjeros, y muchas veces deben mediar los consulados para la gestión de las altas. Aunque existen campañas concretas como ocurrió durante el último verano en el que se autorizó la atención gratuita de argentinos sin seguro para promover el turismo. La actitud de Uruguay no es inédita ni exclusiva de economías con menos recursos. En Estados Unidos, por ejemplo, un turista que sin seguro médico tenga que concurrir a una Emergencia puede tener que llegar a hipotecar su casa para poder abonar los costos de una cirugía y una internación.
Lo que subyace y obliga en algunos casos a la realización de acuerdos bilaterales es la sustancial diferencia entre los sistemas de salud de un país y otro, donde las prestaciones abarcadas incluso para los ciudadanos pueden variar notoriamente.
¿Cobrar la atención equivale a negarla?¿Observar la nacionalidad del enfermo es una violación al juramento hipocrático? En el equilibrio iluminado por el sentido común, abordado incluso con los dos escenarios al inicio de esta nota, quizá este la respuesta a estos interrogantes.