El Salvador es un lugar peligroso para vivir. Sobre todo para los jóvenes. Pero…hay esperanzaAcechados por las maras, desde 2014, cerca de 85,000 niñas, niños y adolescentes salvadoreños han visto en Estados Unidos una alternativa para escapar de la violencia. O en México.
Pero ninguno de los dos países les ha ofrecido una alternativa segura para vivir. A menudo, los menores salvadoreños pasan de un infierno a otro. Y terminan pidiendo limosna en las calles de México o encerrados en algún de los centros de detención de migrantes en Estados Unidos.
Sin embargo, comienza a haber una salida
Así lo narra un reciente documental emitido por PBS/NewsHour, en el que el corresponsal de este canal de televisión en El Salvador, Fred de Sam Lázaro, informa sobre un programa que intenta darles a los jóvenes, muchos de ellos niños, una razón para quedarse.
Como los grupos de narcotraficantes en México, las maras o pandillas de El Salvador arrasan con los menores de edad en su lucha por controlar sectores o incluso regiones del país. Ahí imponen su “ley”, trafican con drogas, con armas, controlan negocios ilegales, desafían a la sociedad y pelean a muerte.
En medio de ellos, para enrolarlos o intimidar a sus familias, están los menores de edad. Para los chicos y las chicas salvadoreños, son el miedo y la violencia los dos factores que dominan sus comunidades, sus vecindarios.
Juventud por construir, alternativas por ofrecer
Por lo demás, existe una nueva asociación público-privada que tiene como objetivo brindar a los jóvenes salvadoreños una salida a la violencia y a una carrera de por vida.
La asociación se llama “YouthBuild” (“Construir Juventud”) y se basa en un programa que comenzó en Harlem, uno de los barrios más duros de Nueva York, hace treinta años.
“En El Salvador, narra el corresponsal de PBS News/Hour, el programa, financiado con una combinación de ayuda del gobierno de Estados Unidos y filantropía privada, es administrado por Catholic Relief Services”.
En él se busca proporcionar habilidades vocacionales, entrenamiento de liderazgo y entrenamiento académico a jóvenes salvadoreños de 15 a 25 años.
Desde Los Ángeles y por la guerra civil
Para Rick Jones, quien trabaja en “YouthBuild” y ha vivido en El Salvador desde hace 27 años, es fundamental crear espacios seguros para los jóvenes. “Especialmente cuando provienen de ambientes en la calle donde experimentan violencia”.
La formación de las pandillas salvadoreñas, curiosamente, proviene sobre todo de la ciudad de Los Ángeles (California). Allá huyeron miles de jóvenes, tras la guerra civil que destruyó moral y económicamente a El Salvador en la década de los ochenta del siglo pasado.
En Los Ángeles, por muy diversas razones, se integraron y luego formaron pandillas. Al ser deportados de nuevo a El Salvador, recuperaron su afiliación a pandillas de Estados Unidos. Y se expandieron localmente.
Levante la mano quien haya visto un asesinato
“YouthBuild” ingresa a algunas de las áreas más problemáticas de la capital de El Salvador para reclutar estudiantes.”En nuestros programas, les preguntamos a los jóvenes ‘¿Cuántas personas conocen a alguien que ha sido afectado directamente por la violencia o ha sido asesinado?’ La mitad de los niños en la sala levantarán la mano. Ellos saben cómo es la violencia. No saben cómo son las alternativas”, dice Jones en el reportaje de PBS News/Hour.
Lo que intenta “YouthBuild” es mostrarles algunas alternativas a través de programas que enseñan habilidades comercializables como la cocina, la mecánica de automóviles, la tecnología informática, la cosmetología o la creación de una pequeña empresa.
La directora del proyecto en San Salvador, Sara Mena Ramos, señala que el objetivo es brindar a los jóvenes nuevas herramientas para lidiar con la disfunción que ven a su alrededor.
“Trabajamos mucho en las habilidades de vida y trabajo. Áreas tales como la autoestima. Tratando con las partes psicosociales emocionales de sus vidas. Y habilidades laborales para aprender a interactuar con los empleadores”, apunta Mena.
Las empresas salvadoreñas pueden ayudar mucho
“YouthBuild” El Salvador comenzó en 2009 con 110 estudiantes en dos sitios, agregando gradualmente cuatro ubicaciones más. Hace dos años, el gobierno salvadoreño decidió adoptar el programa, financiando una expansión a treinta sitios que atienden a casi 4,000 estudiantes este año.
Carlos Gomez –quien dirige ese esfuerzo—señala que las empresas salvadoreñas están demandando jóvenes con diferentes actitudes, con principios y valores que por alguna razón no se desarrollaron en casa”.
Y remata Gómez, diciendo que las empresas quieren a “una persona joven que es responsable, que es un líder, que trabaja bien en equipo, que se comunica bien y tiene una actitud de perseverancia. Hemos visto que ‘YouthBuild’ abarca esas características”.