Este 8 de Marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer Trabajadora. La dra. Ingrid Paul es especialista médica de familia, realizó una maestría en endocrinología y es una de las primeras profesionales en Argentina especializadas en NaproTechnology. A través de su trabajo en fertilidad ayuda a mujeres y a parejas en todo el país.
“Siempre quise formar una familia. Como mujer decidí ser esposa, formar una familia y también tener una profesión. Para mí era importante tener una actividad porque sentía que tenía mucho para dar”.
“Hacer una actividad laboral o de servicio es importante porque toda mujer aunque se desarrolle en el hogar tiene una vocación profesional y una impronta femenina irremplazable. Además, eso repercute en su familia: renueva sus energías, se abre al mundo y es positivo”.
Ingrid piensa que más allá de lo que haga cada mujer, es importante que pueda encontrar su lugar partiendo del autoconocimiento: conocerse cómo es, qué le gusta hacer y de qué manera se ve realizada en su familia y en la sociedad.
“Uno de los daños de esta sociedad es dejarse llevar y no detenerse a pensar quién soy, por qué hago lo que hago, qué necesita mi mundo cercano y cómo ser bueno para los demás”.
El trabajo es una lucha gratificante
Ingrid siempre estuvo interesada en la prevención y cuidado de la salud orientada a mejorar la calidad de vida. Encontró en la Naprotechnology un campo que, ante la problemática de la infertilidad, ayuda a las parejas de una manera natural e integral compatible con sus valores de familia.
“En la época que pasamos sin hijos con mi marido, descubrimos y fortalecimos el valor de apreciar el vínculo matrimonial. Por eso quisimos transmitirlo y nos involucramos en actividades de ese tipo porque nos ilusiona poder ayudar a que las familias puedan crecer bien y tener vínculos sanos”.
“Creo que lo valioso de la Napro es el hecho de que tiene un enfoque humano en el cual se cuida a la pareja, se trata de fortalecer ese vínculo amoroso más allá del logro del objetivo que es el embarazo, restaurar la salud y buscar un diagnóstico acertado”.
“Es lindo ver cómo la mujer y el varón abordan juntos la fertilidad, eso permite apreciarla para mantener un estilo de vida saludable y una mayor calidad de vida. Ese autoconocimiento de la mujer sobre su cuerpo, y en particular sobre la fertilidad es muy valioso. Es un ejercicio real del derecho a mi cuerpo”.
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Ingrid también destaca la satisfacción de ser testigo del don de la vida cuando una pareja logra un embarazo de forma natural viniendo de intentos fallidos o de no tener casi esperanzas por el hecho de que los diagnósticos que habían recibido eran negativos en cuanto a la posibilidad de engendrar.
“He tenido casos de matrimonios desesperanzados que llegaron con un diagnóstico negativo definitivo y pese a ello, lograron el embarazo. Cada vez que eso ocurre es hermoso y muy gratificante. Una nueva vida siempre es un milagro. Es muy especial”.
“Mi trabajo consiste en atender a parejas y/o mujeres mediante un protocolo médico de estudio, diagnóstico, tratamiento y seguimiento con el objetivo de restablecer su capacidad procreativa o salud ginecológica, según el caso. Nos interesa apoyarlos aún cuando no puedan ser padres biológicos”.
El trabajo hecho con amor es un desafío que da paz. “Descubrí que es revelador dejarse llevar cuando uno siente paz y avanzar a pesar de los obstáculos. Eso no quita que sea una lucha para una y la familia, pero cuando esa lucha es válida y coherente, el trabajo se llena de sentido y eso es lo que me ha llevado a donde estoy hoy”.
Llevar adelante el trabajo y la familia
“Ser médica hoy implica estar actualizada y, desarrollar Naprotechnology requiere mucho más que la consulta médica. Estudiar cada caso particular conlleva mucho tiempo y dedicación más allá del consultorio, y como madre, también tengo que estar atenta a las necesidades de mi familia. Los chicos se dan cuenta cuando una está pendiente de su trabajo”.
La profesión tiende a invadir la vida privada y muchas veces me planteo sobre la manera correcta de gestionarlo todo. “Trato de hacer lo mejor que puedo. Creo que el secreto para encontrar el equilibrio es destinar tiempo de calidad a los hijos y a la pareja, y estar presente aprendiendo a adaptarse en cada situación”.
Ingrid piensa que poder realizarse como mujer sin sentirse recluida en la casa o sobrepasada en el trabajo con las exigencias que conlleva, tiene que ver con el “repensarse siempre como mujer y como familia con una postura flexible ante las circunstancias que le toca vivir en las distintas etapas”.
Otro componente que considera importante es el apoyo familiar. “He tenido mucho apoyo familiar, especialmente de mi marido, sino esto sería muy difícil. Eso me permitió seguir estudiando y ocuparme de los chicos al mismo tiempo. Fue un esfuerzo familiar apostando a la vida y creo que hay una mano de arriba que nos sostiene”.