Aunque toda la vida “hizo ruedas”, una eventualidad la dejó fuera de la selección Colombia. Tras apenas seis mesas de probar en hielo una disciplina que exige técnica distinta, se convirtió en la única clasificada en toda la historia de su nación en unos juegos olímpicos de inviernoNo figura en la lista de las mujeres más influyentes de Latinoamérica. Y hasta hace unas semanas era una total desconocida para muchos. Pero hoy es un símbolo de perseverancia y una constatación más de que ¡querer es poder!
Con una fiesta y como heroína fue recibida la patinadora Laura Gómez tras hacer historia al convertirse en la primera dama de la nación cafetera en llegar a unos Juegos Olímpicos de Invierno.
Oriunda de Antioquia, la joven no sólo impuso tres récords nacionales, sino que logró unir a toda la nación en un sueño que implicó varios momentos de alegría, mientras los colombianos viven un complejo proceso de transición hacia la paz, tras décadas de sangriento conflicto armado.
Esta semana regresó a su hogar luego de haberse radicado siete meses atrás en Estados Unidos, donde se venía preparando para medirse en las justas de invierno. De momento, la joven paisa dará un descanso a las cuchillas, que retomará en junio 2018 con la mirada puesta en un nuevo sueño en el que ya se ilusiona Colombia: participar en los Olímpicos en China.
Su especialidad es la pista y no el hielo, pero un “duro golpe” la condujo a tomar la decisión de afrontar esta nueva disciplina, relacionada pero con técnica deportiva totalmente diferente. Al respecto, le había revelado a El País que fue cuando quedó fuera de los primeros Juegos Mundiales de Patinaje de pista -disputados en 2017- cuando se animó a “experimentar nuevas sensaciones practicando el patinaje de velocidad sobre hielo”.
“Quería innovar, y cuando no clasifiqué pensé que era el momento perfecto para intentarlo”. Así lo hizo y le fue genial, pero requirió de un fuerte entrenamiento y mucha disciplina, pues se radicó en Salt Lake desde el 23 de julio. Y solamente volvió a ver a su familia al visitar tierras neogranadinas para participar en el Campeonato Nacional de Patinaje de Carreras, pues nunca abandonó la competición en pista.
En diciembre, cuando tenía previsto volver a casa para Navidad, logró algo inédito que no se esperaba: la clasificación a las Copas del Mundo de Calgary (Canadá) y de Salt Lake City (Estados Unidos), algo que afrontó con serenidad y profunda alegría.
Cuenta la patinadora que estaba en una lista de reserva, por lo que su única posibilidad de competir era que al menos dos competidoras clasificadas no pudieran hacerlo. Y una sanción a la delegación de Rusia condujo a este hecho inédito.
“Cuando lo asimilé, me puse a llorar. Luego salté y grité. Lloré muchísimo… Salí corriendo a coger el celular y llamar a contarle a toda mi familia. Ellos tampoco lo podían creer, pero ya es una realidad. Por último, llamé a mi mamá y lloramos juntas”, reveló la dama a la prensa de su país, que hoy la recibe con los brazos abiertos por darles una nueva alegría deportiva.
La patinadora de 27 años ya había participado en Argentina 2014, en China 2015 y en Nanjing 2016, pero nunca ganó medallas en tales competencias. Sin embargo, se enfocó en clasificar para los Olímpicos de Invierno y lo logró, llevando en alto el tricolor de su país.
La Mass Start, prueba en la que compitió, es también conocida como la NASCAR del patinaje sobre hielo. Los participantes -24 en total- deben dar 16 vueltas a una pista de 400 metros, en la cual son comunes las caídas debido a la alta velocidad que se desarrolla sobre el hielo, donde una mezcla de capacidad, estrategia y agilidad define la obtención de medallas.
La joven promesa es profesional no solamente en las pistas. Es graduada nada menos que en Ingeniería Biomédica, profesión que espera ejercer también como un servicio a todos los colombianos.
Su frase a Semana es determinante y deja claro el talante de la paisa que representó a Colombia: “Por ahora no he sentido miedo ni temores, sino felicidad, tranquilidad y profunda gratitud con Dios y la vida”.