San Patricio llegó a Irlanda para cristianizar, pero la mayoría de estas mujeres salieron de su país para luchar con fuerza y coraje por causas justas
1. Mary Harris Jones
Muchos, particularmente en Estados Unidos, la conocen como Mamá Jones y fue una gran luchadora de los derechos de los trabajadores.
Su vida no fue nada sencilla. Nació en Cork en 1837 y debió emigrar, como cientos de irlandeses, por la hambruna. Primero fue a Canadá y luego a Estados Unidos, donde se casó y tuvo cuatro hijos, pero años después, toda su familia murió a causa de la fiebre amarilla.
Decidió mudarse de ciudad y abrir su taller de costura en Chicago, pero el gran incendio de 1871 también acabó con su negocio.
Fue entonces cuando decidió involucrarse en el movimiento de los trabajadores norteamericanos, siendo una efusiva activista que era conocida por sus inspiradores e innovadores discursos.
Protestó especialmente contra la explotación infantil en las fábricas y por los derechos de los mineros (su esposo había trabajado en la industria del hierro), lo que le ganó su apodo de Mamá Jones, por lo protectora que era con los trabajadores.
Otros también la llamaron “la mujer más peligrosa de América” por su éxito organizando campañas y protestas para mejorar las condiciones laborales de las personas.
2. Sarah Clarke
Esta monja irlandesa era conocida como la “Juana de Arco de las cárceles inglesas” por sus exhaustivas investigaciones de las violaciones de derechos humanos que allí ocurrían.
Gracias a ella, muchas personas inocentes quedaron en libertad (siendo sus casos más emblemáticos: Birmingham Six, Guildford Four y el de la familia Maguire) y otras no fueron arrestadas por la ley de prevención de actos terroristas.
3. Leonora Barry
Hija de unos granjeros, también salió de Irlanda por la hambruna y se fue a vivir junto a su familia a Nueva York. Se convirtió en maestra, pero luego se casó y tenía prohibido ejercer su profesión.
Después de enviudar, se vio desesperada y sin ningún tipo de preparación, pero igual consiguió trabajo en una fábrica de textiles para mantener a su familia; sin embargo, se encontró con una fuerte carga laboral y un salario mínimo, por lo que decidió convertirse en activista política y luchar por los derechos laborales de las mujeres.
Fue parte de la rama feminista de la organización Los Caballeros del Trabajo y su labor consistía en investigar las condiciones en las que las mujeres norteamericanas trabajaban para poder hacer propuestas de equidad.
Barry se convirtió en la primera mujer que se le pagaba un sueldo por este tipo de labores investigativas .
4. Kathleen Lynn
Aunque fue una gran activista política, lo que la hizo destacarse fueron sus habilidades médicas. Escogió esta carrera luego de ver los estragos de la hambruna, sin importarle la oposición de su familia.
Se graduó como doctora en 1899, se convirtió en sufragista y se unió al ejército, donde trabajó como jefe de medicina. Durante esta labor, se dio cuenta que en Irlanda hacía mucha falta un hospital para madres y niños de bajos recursos, donde no sólo seles diera servicios médicos sino también educativos. Fue así como creó, junto a otras activistas, el Saint Ultan’s Children’s Hospital, centro que además era operado únicamente por mujeres, ya que Lynn había sido víctima de discriminación laboral por su género y quería ofrecer oportunidades a otras que, como ella, habían elegido la medicina como carrera de vida. El hospital creció rápidamente y en 1937 se convirtió en el principal centro de vacunación del país.
5. Mary Robinson
Fue la primera mujer que llegó a la presidencia de Irlanda (1990). Su gobierno se destacó por preocuparse por el éxodo de irlandeses en búsqueda de mejores posibilidades de vida, así como de mejorar las relaciones con la reina Isabel II de Inglaterra, convirtiéndose en la primera Jefe de Estado de Irlanda que visitó a la monarca en el Palacio de Buckingham.
Asimismo, ha sido una gran defensora de los derechos humanos, tanto que Kofi Annan, que en aquel entonces era Secretario General de las Naciones Unidas, la nombró Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en 1998, cargo que ocupó por siete años.