El Pontífice alzó el teléfono y localizó a la madre de Marielle Franco, la concejal y activista por el derecho de las mujeres afro descendientes, asesinada por detractores la semana pasada en Río de Janeiro. La ‘pastoral de la escucha’ del Papa Francisco pasa también por sus llamadas telefónicas a personas que necesitan conforto. Así, Francisco alzó la bocina para comunicarse con los familiares de Marielle Franco, cuya muerte ha conmocionado a los brasileños y, cuyo caso ha tenido eco en América Latina por la protesta unánime de los defensores de los derechos humanos.
El Pontífice se comunicó con Marinette, la mamá de la concejala del Partido Socialismo y Libertad (PSOL), reconocida activista y critica de las malas prácticas del ejercito en las favelas de Río alegando a la seguridad de la ciudad. Francisco manifestó su cercanía y dolor por la tragedia que representa la muerte violenta de una mujer que atendía la causa de los “descartados”.
Luyara Santos, 19 años, hija de la consejal, contó la llamada que recibió su familia desde el Vaticano tras la misa en memoria de su madre, callada para siempre a tiros hace una semana en el centro de Río, en el momento en que se desplazaba en automóvil tras un debate de mujeres.
Francisco respondió a una misiva que le había llegado el lunes 19 y que fue escrita por la propia Santos a través de amigos argentinos que intercedieron para que llegara la comunicación. En carta, la hija de la fallecida activista narraba que su mamá fue muy piadosa y que evangelizaba por medio de su vida y le reiteraba que lo más importante en la vida era amar. De otro lado, del teléfono, Francisco encontró a la abuela de Santos.
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