Quizás no sorprenda que la madera misma sobre la que crucificaron a Jesús hace casi 2000 años sea en sí objeto de muchos mitos y leyendas.
Los cristianos medievales creían que todo era creado por un propósito y que la madera de la cruz de Jesús no podía haber sido la de un árbol cualquiera; sino de un árbol concreto con un gran simbolismo espiritual.
Uno de los relatos más populares al respecto aparece en un manuscrito del siglo XII titulado Sobre el origen de la madera de la cruz en el árbol del conocimiento. En este libro, un monje cristiano de nombre Lambertus comparte la siguiente leyenda:
Aunque por supuesto no hay pruebas de que esto pudiera haber sucedido, la leyenda destaca una conexión espiritual que sí existe.
San Pablo lo expresó de esta forma en su carta a los romanos:
O en el contexto de los dos árboles: “De la misma manera que por un solo árbol, todos se convirtieron en pecadores; también por ese mismo árbol, todos se convertirán en justos”.
Según esta leyenda, fue a través del mismo árbol que la humanidad recibió tanto la muerte como la vida.
San Pablo relata esta conexión espiritual una segunda vez en su carta a los corintios:
Aunque la conexión legendaria pudiera no ser cierta, nos ofrece una meditación perfecta para la Cuaresma; y nos recuerda los caminos misteriosos del plan de Dios a través de la historia. Y también, cómo Jesús cargó con nuestros pecados y los clavó a un árbol. El árbol del conocimiento deja de existir y el único árbol que permanece en pie es el árbol de la vida.