Jóvenes voluntarios interesados en salvar especies de aves en extinción en el corazón de la Selva peruanaCargan telescopios, botas de jebe, y sillas desplegables. Antes de que amanezca deben llegar a la colpa Colorado, una de las más grandes del mundo.Y es que en el corazón de la Reserva Nacional de Tambopata, en Madre de Dios, se empieza a sentir los primeros vuelos de los guacamayos. Es por eso que desde las 5:30 de la mañana comienzan a llegar los jóvenes voluntarios a la Amazonía peruana. Ellos aprenden cómo insertar un huevo-robot a una guacamayo.
Jóvenes estadounidenses, húngaros, irlandeses, canadienses, chilenos y peruanos observan cómo la jefa de campo del proyecto Guacamayo, TambopataLiz Villanueva Paipay inserta una minitarjeta de memoria, un sensor digital de última generación y una nanobateria en un huevo de plástico reciclable.
El huevo artificial es un minirobotque deben colocarlo en el nido de una guacamayo “Evitar el parpadeo de luz roja, que emite el sensor cada veinte segundos, es lo más difícil de esta labor. La madre emplumada no debe percibirlo”, narra uno de los jóvenes al diario La República del Perú.
¿Qué hace un robot en el nido de un Guacamayo?
En el mundo existen 19 especies de guacamayos, de estas solo 6 se pueden ver en la reserva de Madre de Dios. Los guacamayos escarlata dejaron de estar extintos gracias a los huevos-robots que se instalaron en la selva peruana. Desde hace 29 años se ha puesto en práctica este proyecto que utiliza la tecnología para salvar especies de aves, al interior de la selva peruana como lo informa el diario.
Estudiar la disponibilidad de los nidos, su crianza y desarrollo es uno de los objetivos de esta experiencia al rescate de los guacamayos. “Buscamos que crezca el número de ejemplares de esta ave”, comenta la responsable del proyecto. Al interior del nido el huevo robot sirve para calcular las veces que esta ave rota sus huevos. Diseñado por científicos de la universidad de Texas también evalúa la temperatura del nido.
Al despuntar los rayos del sol los turistas esperan presenciar la gran variedad de guacamayos apostados a las orillas del río Tambopata en la Colpa Colorado, especie de isla de arcilla revestida con densa vegetación. Mientras que los investigadores sigilosos pueden calcular el número de habitantes que toleran las aves, así como registrar los diversos tipos de sonidos que emiten las cotorras, loros y guacamayos afines de América y Africa.
Al rescate de la especie
Ahora que los guacamayos están en proceso de extinción los científicos han decidido dar un paso más allá de la observación.Los investigadores voluntarios a través del intercambio de huevos identifican a los que serán desechados para ser reubicados en uno nuevo nido con padres adoptivos. De esta forma el número de guacamayos cabezones se incrementó en la colpa.
Los guacamayos suelen poner al año de 1 a 4 huevos. Sin embargo los padres alimentan a los dos que eclosionan primero por naturaleza, los otros dos son desechados.
Los jóvenes deben escalar árboles de 30 a 40 metros para rescatar a los pichones desechados quienes antes de morir de inanición ya tienen quien los alimente, sus nuevos padres adoptivos. Esta labor la realizan desde hace más de 20 años para que el ave sagrada no se extinga.
Ayahuasca es el único nido del guacamayo cabezón azul y amarillo. Solo hay un pichón y es más pequeño, apenas le brotan los colores en la punta de sus alas. Este año lograron salvar a 27 de 42 nidos. Los científicos esperan que la población de estas aves aumente. Gracias a los nuevos estudios, la inserción de nidos artificiales y los huevos-robot en esta temporada se proyecta que volarán más guacamayos en Tambopata.