Corporate: ¿Todo vale para mantener el puesto de trabajo?

Con las crisis económica todavía sintiéndola sobre nuestros hombros, películas como Corporate siguen pareciendo necesarias. La Crisis (así, con mayúsculas) es la consecuencia, al fin y al cabo, de la carencia de trabajo. Durante la crisis financiera de 2008, tener un trabajo se convirtió en el bien más preciado, y si era con garantía de continuidad, la cosa ya era un auténtico lujo.

Corporate es un largometraje que nos muestra lo frío y lo despiadado que puede ser una empresa y lo que es peor, formar parte de su engranaje como un trabajador más.

En el filme, dirigido por Nicolas Silhol, Emilie (Céline Sallette) es una alta ejecutiva responsable de recursos humanos hasta que un día un empleado recién despedido se suicida. A partir de entonces las cosas se trastocan y todas las miradas se centran en Emilie la que, al fin y al cabo, despidió al empleado.

Sin embargo las cosas no son tan sencillas y todo es más complicado. Resulta que la empresa en cuestión está poniendo en marcha un sistema ciertamente retorcido para echar a la gente sin tener que echarla. O sea, que mejor vayan a verla.

Sobre todo porque Corporate , sin ser ninguna maravilla es un largometraje que hace una disección bastante incisiva sobre la cuestión laboral cuando se entremezcla con lo moral. Emilie, como haríamos todos, lucha hasta el final por su puesto de trabajo, incluso contribuye a fomentar ciertos engaños o determinados malentendidos, pero cuando la cosa se va al extremo nuestra protagonista debe tomar una decisión.

Corporate es una película fría, tanto como sus personajes o al menos, como la mayoría de sus personajes. De hecho, hay un detalle curioso. No veremos a la familia de Emilie hasta bien entrado el metraje. Es decir, la familia es un concepto totalmente secundario en Corporate lo que dice mucho del nivel moral del que vamos a ser testigos.

Sin embargo, al final Corporate es una película con moraleja, con la que aprendemos y con la que podríamos hacernos ciertas preguntas. ¿Todo vale por mantener nuestro trabajo?