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Por qué tus hijos necesitan amigos que no sean de su edad

CHILDREN PLAYING
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Anna O'Neil - publicado el 17/04/18
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Los niños se pierden muchas cosas cuando todo lo que hacen está dividido por edadesYo me eduqué en casa y, desde que barajo abiertamente la idea de educar a mis propios hijos en casa también, escucho la misma objeción de siempre: ¿Cómo se supone que van a aprender habilidades sociales si en casa nunca están con otros niños?

Yo siempre estaba rodeada de otros niños: mis propios hermanos y muchos amigos y sus hermanos también. Sin embargo, la respuesta no parece satisfacer a la gente, ya que en realidad lo que quieren saber es “cómo van a desarrollar habilidades sociales si no están con niños de su misma edad”.

Parece que la norma en estos días es que los niños estén separados en clases (y guarderías y actividades extraescolares) solamente con niños de su misma edad, con una madurez que más o menos equivalga a la suya.

Por supuesto, esto tiene sus ventajas —sobre todo para el adulto que tiene que lidiar con ellos—, pero, históricamente hablando, este tipo de entorno es un desarrollo nuevo. Sean grandes o pequeños, los niños se pierden muchas cosas cuando todo lo que hacen está dividido según su edad y su nivel de curso.

No es difícil ver lo que los más jóvenes pueden aprender de jugar con amigos mayores (en cualquier caso, todos saben que gravitan naturalmente hacia los niños mayores).

El psicólogo del desarrollo Peter Grey, en el artículo The Special Value of Children’s Age-Mixed Play [El valor especial del juego entre niños de edades diferentes], describe el concepto de “andamiaje”. Al estar junto a jóvenes con niveles de habilidad, madurez e inteligencia de un nivel un poco mayor que los pequeños, los niños ven nuevas posibilidades y se ven motivados —que no forzados— a abandonar su zona de confort. Pueden crecer a su propio ritmo, pero al mismo tiempo están expuestos a nuevas ideas que tal vez no habían considerado.

Gray recuerda una situación con niñas jugando en un parque: “Había dos niñas de diez años que hacían sin dificultad el truco de caminar erguidas cuesta abajo por el tobogán. Una chica de seis años las miraba de cerca con más atención que yo, y luego subió por la escalera y empezó a caminar tobogán abajo con cautela. Claramente aquello era un desafío para la pequeña. Caminaba con las rodillas flexionadas y las manos abajo, lista para agarrarse a los bordes si perdía equilibrio. Salió radiante de orgullo cuando llegó hasta abajo con éxito”.

Puedes enseñarle a un niño cualquier cosa y quizás lo recuerde o quizás no. Sin embargo, nos recuerda Grey, “la forma más importante de aprendizaje es la observación”. Cuando un niño o una niña ve algo impresionante y luego decide intentarlo por sí mismo, entonces la implicación es mayor. Se ha ganado la habilidad, ha conquistado el conocimiento. Le pertenece realmente.

La oportunidad de estar junto a niños mayores abre todo un mundo al que aspirar pero, a diferencia de con habilidades que se enseñan de forma deliberada, estas habilidades que aprende por observación y por su decisión intencionada de imitar, el niño no las va a olvidar.

Los mayores también aprenden de los pequeños

Y no solo los pequeños se benefician de estar cerca de los grandes. El otro día, paseábamos con mi hijo por un museo cuando se le metió en la cabeza que una chica de 8 años con la que no parábamos de cruzarnos era su amiga.

Se plantó justo delante de ella y empezó a hablarle, pero la muchacha claramente nunca había pasado tiempo con niños más pequeños. No es que fuera hostil, sino que no sabía cómo reaccionar y optó por actuar como si él no estuviera ahí. Después de un rato, mi hijo volvió con cara de frustración. “¡Mamá! ¡Yo solo quiero que me mire a la cara!”.

Difícilmente puedo culpar a la chica, pero entiendo la frustración de mi hijo. Duele que te ignoren.

Estar junto a niños más pequeños te enseña :

  • Empatía y paciencia: Tienes que recordar que no saben tanto ni pueden hacer tanto como tú. Tienes que intentar constantemente ver el mundo a través de sus ojos.
  • Asertividad: Tienes que recordar hablar de manera que conserves el significado pero que sea lo bastante sencillo como para que el pequeño lo entienda.
  • Responsabilidad: Aprendes a comprometerte.
  • Satisfacción: Recuerdas cómo era la vida cuando eras pequeño, recuerdas lo lejos que has llegado y cómo han crecido tus capacidades.

Otros beneficios

  • Adiós a la competitividad: Para niños mayores y pequeños, jugar en un entorno donde hay un espectro más amplio de edades elimina el espíritu de competitividad. Después de todo, no hay gloria en encestar más veces que un niño cinco años menor que tú. Y un niño pequeño sabe que no tiene oportunidad de vencer a un amigo mucho mayor.
  • Disfrute de la vida: Eso les libera para jugar, sencillamente, cada uno a su propio ritmo, y disfrutar sin tener que demostrar nada.

Estén en el colegio o no, mantener sus actividades no tan estrictamente segregadas por edades es un auténtico regalo para nuestros hijos y para los niños con ellos.

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