A los candidatos a la presidencia de MéxicoEl cardenal de Guadalajara, José Francisco Robles, presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) ha dirigido un mensaje muy claro a los cuatro candidatos a la presidencia de la República que estuvieron con los obispos del país en su CV Asamblea General: cumplan con lo que prometen al pueblo.
El proceso electoral mexicano –de cara al 1 de julio de 2018, cuando se renovará la presidencia de la República—ha concitado una serie de alianzas y coaliciones inéditas en el país, y ha abierto la puerta para que participen dos candidatos sin partido político (en total, son cinco los candidatos que buscarán la primera magistratura: cuatro hombres –José Antonio Meade, Ricardo Anaya, Andrés Manuel López-Obrador y una mujer: Margarita Zavala).
Esta lucha ha provocado un ambiente de extrema competencia, guerra sucia en los medios, especulaciones sin fin entre los mexicanos y la zozobra del futuro de un país de 125 millones de habitantes, 82 por ciento de ellos de confesión católica.
El mensaje del cardenal Robles, además de exponer los puntos sobre los cuales se está desarrollando el Proyecto Global Pastoral 2031-2033 (por los 500 años de las apariciones de la Virgen de Guadalupe y los 2,000 años de la Resurrección de Jesucristo) y de hablar con claridad sobre el ambiente de tensión en el que se encuentra México, hace alusión a varios puntos fundamentales que tiene que cumplir quien llegue a la presidencia de México.
El primero de los puntos pide que se respeten a plenitud todos los derechos humanos fundamentales. “Principalmente, la libertad de conciencia y la libertad de religión, lo que implica una relación de colaboración positiva entre las Iglesias y el Estado, enmarcada dentro de la llamada laicidad positiva”.
En seguida el prelado mexicano, quien cumple su primer período al frente de la CEM, exigió, a nombre de todos los obispos, que los políticos y, más aún, quien sea designado a la presidencia, trabajen por un México más justo, solidario y participativo.
“El abatimiento de la pobreza, la generación de oportunidades para todos, el acceso a los servicios elementales, así como la promoción de los más desfavorecidos -entre ellos, muchas mujeres y hermanos indígenas, son tareas prioritarias”, dijo en su mensaje a los candidatos el cardenal Robles.
Más adelante, como tercer punto de los compromisos (y de los anhelos de los obispos) a cumplir por quien arribe a Los Pinos o a Palacio Nacional es la creación de un sistema económico humano, capaz de impulsar a todos, a través del empleo digno y la promoción humana.
“El trabajo es la clave de la cuestión social, se afirma explícitamente desde San Juan Pablo II. México está llamado a promover empleos, pero con calidad, promotores de la persona y capaces de ofrecer un salario decoroso”, expresó el cardenal Robles quien recordó que una economía no centrada en el ser humano concreto, se vicia en el mundo de la especulación, la utilidad y el consumo.
En seguida el presidente de la CEM recordó que México necesita un sistema educativo de calidad que promueva una cultura solidarioa y promueva el bienestar integral de todos los habitantes del país, especialmente los niños y los jóvenes.
Para enfrentar los problemas de violencia e impunidad que taladran el corazón del país, el presidente de la CEM abogó por el establecimiento de un Estado de Derecho fuerte, justo y promotor de la dignidad humana. “No podemos concebir un orden social basado en la impunidad, la corrupción, la inseguridad, la violencia, la cultura de la muerte”.
En la parte final de su mensaje, el prelado mexicano reconoció que todos los ciudadanos del país están llamados a rendir cuentas de nuestros sus. “Creemos que este es uno de nuestros grandes desafíos nacionales, pues este País, no puede ser ‘una casa para todos’, cuando se violenta la vida, en cualquiera de sus etapas, se menoscaba su dignidad, o se violenta el espacio más íntimo en el que se experimenta y se aprende a vivir, es decir la familia”.
Los obispos de México encuentran muy claramente que el desafío que enfrentará el nuevo gobierno no sólo será legal, sino principalmente cultural. “Estamos llamados a cultivar la vida, a cuidarla y protegerla para todo ser humano, especialmente en aquellas ‘periferias existenciales’ que nos interpelan para promover creativos instrumentos y esfuerzos institucionales de reconciliación, desarrollo y paz”.