Cómo llegamos al matrimonio es muy importanteEnamorarse de alguien no alcanza para poder vivir responsablemente compartiendo la vida con esa persona. Antes de casarse es necesario vivir un tiempo de trato, conocimiento y preparación para evaluar si será imposible, posible o muy posible compartir un proyecto de vida con esa persona y sentar las bases sólidas de un amor en el que nos jugamos la mayor felicidad.
1. Hacer una actividad recreativa juntos
Es importante que los novios sean amigos, que disfruten y compartan un hobby.
Algunos psicólogos afirman que la crisis de muchos matrimonios se produce cuando en su memoria solo habitan malos recuerdos. Por eso es importante que exista entre los novios una amistad contribuya a la estabilidad y al desarrollo de una relación que se alimenta de afectividad, buenos recuerdos y proyectos de futuro.
2. Establecer un presupuesto compartido
El tema del dinero suele ser otra fuente de conflictos normales de la convivencia conyugal. Como expresa Gottman, “tanto si se disfruta de una cuenta bancaria importante como si tienen que apretarse el cinturón, muchos cónyuges se enfrentan a importantes conflictos”.
La clave para superarlos es establecer un presupuesto consensuado y trabajar en equipo para resolver los problemas financieros a través del diálo sobre preocupaciones, necesidades y prioridades de la pareja. Así se podrán tomar las decisiones correcta.
Por eso, puede resultar una buena idea que los novios mantengan un presupuesto común y gestionarlo para salidas o proyectos de ahorro para, por ejemplo, comprar en el futuro una casa.
Soñar juntos con una casa eligiendo fotos y decorándola con la imaginación y la ayuda de revistas puede ser un factor de unión muy fuerte.
3. Superar una crisis juntos
“Crisis” significa oportunidad de cambio, de crecimiento. En toda relación hay crisis que si se viven adecuadamente seguramente se saldrá más fortalecido o con una unidad más consolidada.
En el noviazgo las crisis permiten conocerse y detectar las fortalezas y debilidades de cada uno y así conocerse bien.
Para que la relación propere es necesario aceptar al otro tal y como es. Y si uno no puede convivir toda la vida con aspectos del otro que no le agradan, como las diferencias en valores, no es prudente continuar la relación.
La utopía de pensar que la otra persona va a cambiar cuando se case ha sido el principio del fin de muchas vidas matrimoniales.
4. Saber esperar
La entrega física total a otra persona crea un vínculo afectivo muy fuerte, que puede afectar a la libertad de cada uno a la hora de decidir por compartir un proyecto de vida con otra persona.
Se puede también correr el riesgo que la relación sea polarizada por lo físico y obstaculizar el conocimiento del otro en su integridad: talentos, valores, miedos, preocupaciones, alegrías.
Es un mito creer que puede probarse la armonía sexual futura. Acostarse con la novia o el novio no es ninguna prueba, ninguna garantía de la futura armonía sexual con el cónyuge, ya que la armonía depende de una serie de circunstancias que pueden no existir durante el matrimonio.
Para vivir buenas relaciones sexuales que incluyan placer, ternura y comunicación recíprocos, conviene esperar. No se trata de rechazar el impulso sexual, sino de aprender a gobernarlo por amor y así tener la posibilidad de vivir la entrega total, entrenarse en la fidelidad y el disfrute del placer físico, de la paz y del gozo espiritual.
5. Compartir momentos con amigos y familia
Conocerse y entenderse implica ver no sólo lo que dice el otro sino cómo vive el otro: cómo trata a sus amigos, a su familia, a sus compañeros de trabajo, cómo me trata, cómo valora lo propio de mi persona, cómo maneja las distintas situaciones de la vida.
Este trato interpersonal en lo cotidiano de la vida permite advertir si la persona de quien me enamoré es la persona a la cual quiero que mis hijos se parezcan o si quiero compartir con ella toda la vida.
Cuando elegimos a una persona, lo hacemos con una historia que tenemos que abrazar: su familia, qué prioridad le da y cómo es su convivencia con ellos, cómo se imagina la propia, qué piensa de mis amigos.
6. Desarrollar una comunicación íntima y profunda
Uno de los atributos del ser humano es su intimidad, es decir, su vida interior. Cuando una pareja se entrega totalmente al otro, ponen en común su intimidad. Para que el otro conozca esa vida o mundo interior es necesaria la comunicación, la puesta en común lo propio:estados de ánimo, emociones, sentimientos, juicios, decisiones, etc.
En un noviazgo donde hay diálogo e interrelación puede advertirse suficientemente la identidad de una persona y ver si será difícil, muy difícil, imposible o posible compartir con ella un proyecto de toda la vida. Si bien el buen noviazgo no agota el conocimiento de una persona, permite un conocimiento suficiente para decidir o no un proyecto amoroso común.
Ser esposos significa dos personas que sin fusionarse viven como una, es decir, como unidad, precisamente a través de la comunicación y participación recíproca en sus mundos interiores o intimidades.
A mayor comunicación del hombre y de la mujer existirá un “nosotros” más rico sobre el cual edificar y a menor comunicación un “nosotros” más pobre.
7. Participar en cursos educativos para novios
Muchos conflictos tienen su origen en la ignorancia que se tiene sobre las múltiples diferencias masculinas y femeninas que biológicamente existen en las maneras de ser, pensar y vivir. Este conocimiento no solo ha iluminado a muchas parejas a superar obstáculos y comprenderse, sino a amarse mejor.
Podemos llegar a tener la oportunidad de recibir una formación técnica e intelectual en muchos ámbitos, pero la afectividad también requiere educación y buscar ayuda puede ser clave. Las parejas tienen que tomarse un tiempo para aprender sobre el amor y su dinámica, la comunicación y la complementariedad con la persona que ha elegido.
Desde el punto de vista físico la manera de experimentar el cuerpo, los disparadores del impulso sexual, sus ritmos, sus reacciones y conductas en las fases del acto sexual son diferentes en varones y mujeres, así como también el conocimiento sobre la fertilidad que es fundamental para una pareja que planea formar una familia el día de mañana.
También hay un rico mundo afectivo por conocer en donde la mujer y el varón se expresan que se valoran. Si uno adquiere estas herramientas para conocerse y amarse antes, podrá estar mejor preparado para la etapa del matrimonio cuando las cosas se ponen difíciles o hay presiones externas que afrontar.
Nos ayudará a acercarnos a la felicidad recíproca al convertirnos en expertos de la persona que amamos: conocer lo que le agrada para dárselo y lo que le desagrada para evitarlo, aceptar su vocación y facilitarle las cosas para su desarrollo promoviendo sus talentos y habilidades.