El Pontífice recibió en audiencia a los monjes que siguen el carisma de San BenitoEl Papa manifestó que en esta época donde falta tiempo para escuchar a Dios, los conventos pueden convertirse “en oasis” para descubrir “la belleza” del silencio y redescubrirse a sí mismos.
Lo dijo al recibir en audiencia a los monjes de la Confederación Benedictina en la Sala Clementina del Palacio Apostólico del Vaticano este jueves 19 de abril de 2018.
“En esta época, cuando las personas están tan ocupadas que no tienen tiempo suficiente para escuchar la voz de Dios, sus monasterios y conventos se convierten en oasis, donde hombres y mujeres de todas las edades, orígenes, culturas y religiones pueden descubrir la belleza del silencio y redescubrirse a sí mismos” y que “Dios restablezca un orden apropiado en sus vidas”.
Francisco saludó a los monjes con motivo del 125 ° aniversario de la fundación de la Confederación Benedictina y de la primera piedra de la abadía primacial de San Anselmo en Roma.
Entretanto, señaló positivamente su aporte a la vida de la Iglesia, en todas partes del mundo, “durante casi mil quinientos años”.
En otro momento, invitó a los monjes a seguir enseñando el discernimiento. “Sin la sabiduría del discernimiento podemos convertirnos fácilmente en marionetas a merced de las tendencias del momento”.
“Los monasterios benedictinos, tanto en las ciudades como lejos de ellas, son lugares de oración y de acogida. Su estabilidad también es importante para las personas que vienen a buscarles. Cristo está presente en este encuentro: está presente en el monje, en el peregrino, en el necesitado”.
En una época de profunda crisis de las instituciones, San Benito fue llamado “estrella luminosa” porque “aprendió a discernir entre lo esencial y lo secundario en la vida espiritual, poniendo firmemente en el centro al Señor”.
Por eso, “invitó a practicar el discernimiento para reconocer lo que proviene del Espíritu Santo y lo que proviene del espíritu del mundo o del espíritu del diablo!”.
Discernimiento que “no supone solamente una buena capacidad de razonar o un sentido común”, sino que “es también un don que hay que pedir al Espíritu Santo”.
En esta celebración del Jubileo de la Confederación Benedictina, rememoró “el esfuerzo del Papa León XIII, que en 1893 quiso unir a todos los benedictinos fundando una casa común de estudio y de oración, aquí en Roma”.
Subrayó el lema de la espiritualidad benedictina: Ora et labora et lege. “Oración, trabajo, estudio”. “En la vida contemplativa, Dios a menudo anuncia su presencia de una manera inesperada”.
El Papa consideró precioso para toda la Iglesia “el encuentro con el Señor resucitado” como “agua de manantial que riega y fecunda, alimentando la capacidad de vivir, personalmente y en comunidad”.
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